Economía

Biden pide al Congreso que aumente la presión fiscal a empresas y grandes fortunas

Consciente de que la carrera presidencial está a la vuelta de la esquina, Biden resucitó un viejo proyecto que acumulaba polvo en los archivos de la Casa Blanca: el impuesto a las grandes fortunas.

Por: Agencias | Publicado: Miércoles 8 de febrero de 2023 a las 05:18 hrs.
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Joe Biden hacer un gesto de fuerza durante el discurso del estado de la unión.
Joe Biden hacer un gesto de fuerza durante el discurso del estado de la unión.

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El presidente de EEUU, Joe Biden, pidió a los legisladores del país que apoyen sus medidas para aumentar los impuestos a grandes patrimonios y corporaciones empresariales este martes en el Capitolio de Washington.

Milagro económico. Y todavía podría ser mejor si los ricos pagaran su parte y las grandes empresas contribuyeran más a las arcas públicas. Ese fue el mensaje central que Biden, quiso transmitir durante su segundo discurso en la legislatura sobre el Estado de la Unión.

Y para ello, ha hecho hincapié en los logros económicos logrados durante su Administración. El desempleo en el país está en mínimos del último medio siglo (3,4%) y el PIB creció el año pasado por encima de todas las previsiones, incluso de las más optimistas, al cerrar el año con un impulso del 2,1%.

Tras describir un país desolado por el cierre de fábricas durante la última década y una pobreza creciente, Biden recuperó el tono positivo para hablar del presente y los logros cosechados hasta ahora.

"La inflación cae mes a mes; el precio del combustible está bajando; y el mes pasado se recibieron 10 millones de solicitudes para crear un negocio". La clase media se está recuperando: "Es más que contar con una nómina. Tiene que ver con la dignidad". Aun así, el presidente aseguró que "el trabajo no ha terminado todavía".

Entre los sectores económicos, se refirió a la fabricación de chips o a las baterías de autos eléctricos y a las ayudas que estas industrias están recibiendo.

Precisamente, este ha sido un tema polémico en los últimos días, ya que ha provocado un desencuentro con la Unión Europea por la competencia que supone este tipo de incentivos. Pero Biden no tiene intención de dar marcha atrás. Más bien todo lo contrario.

Su política queda resumida en una frase: "La cadena de suministro tiene que empezar en América". No en China ni en ningún otro país del mundo. "Todo lo que se construya en América tiene que estar fabricado en América, desde la madera hasta el cristal".

"Estados Unidos era líder mundial en infraestructuras". Ahora, está muy lejos del pódium. Pero en palabras de Biden, esta situación va a cambiar, gracias a su paquete millonario de inversiones aprobado hace dos años. Incluso ha dedicado unos segundos a agradecer el apoyo de los republicanos a este proyecto al principio de su legislatura. Pero como no se puede vivir de los éxitos del pasado, tocaba anunciar nuevos planes para el futuro.

De cara a 2024

Consciente de que la carrera presidencial está a la vuelta de la esquina, Biden resucitó un viejo proyecto que acumulaba polvo en los archivos de la Casa Blanca: el impuesto a las grandes fortunas.

Con otras prioridades sobre la mesa, no lo sacó adelante cuando controlaba ambas Cámaras del Congreso y, ahora que ha perdido el control de la Cámara de Representantes, la posibilidad de que sea aprobado es prácticamente nula.

Sin embargo, el discurso cala entre las bases y añade presión a los republicanos, con los que en las próximas semanas se tiene que poner de acuerdo para que el Capitolio dé luz verde a un aumento del techo de deuda del país o, de lo contrario, en cuatro meses EEUU se enfrenta a una suspensión de pagos que amenaza con desatar una gran recesión global más allá de sus fronteras.

A falta de un plan a nivel nacional, el mes pasado, los estados demócratas de California, Connecticut, Hawái, Illinois, Maryland, Washington y Nueva York se coordinaron para presentar en sus congresos estatales un nuevo impuesto a las grandes fortunas, un apoyo a la agenda de Biden de cara al discurso sobre el estado de la nación.

Difíciles negociaciones

La política fiscal es clave en la nueva etapa del Congreso de EEUU, con la Cámara de Representantes controlada por los republicanos, y el Senado inclinado a favor de los demócratas. Más allá del impuesto a los ricos, Biden también pidió al Congreso que cuadruplique el impuesto especial a la recompra de acciones.

Cuando el año pasado se aprobó la conocida como Ley de Reducción de la Inflación (en la que se incluyen las ayudas a diferentes sectores económicos), entre las medidas acordadas figuraba un nuevo impuesto del 1% a los programas de recompra de acciones.

Afectaba, principalmente, a las grandes petroleras, que han utilizado este sistema para retribuir a sus accionistas al tiempo que impulsaban el valor en bolsa de sus títulos. Biden criticó los ingresos logrados por estas compañías el año pasado, mientras el país estaba sumido "en una crisis energética" sin precedentes. Según el presidente, "es egoísta".

Por eso, propuso incrementar este tributo aún más, hasta el 4%, con el objetivo de desincentivar este tipo de políticas en favor de la reinversión del capital en el crecimiento y el PIB del país. Hay que tener en cuenta que esta herramienta es popular en otros sectores más allá del energético. Sin ir más lejos, la semana pasada, Meta (matriz de Facebook) anunció un plan de recompra de acciones valorado en más de US$ 40.000 millones que en una sola jornada disparó un 25% su capitalización en Wall Street.

"Soy un defensor del capitalismo, pero también de que cada uno contribuya con lo que le corresponda", aseguró al tiempo que defendía un aumento de la presión fiscal a las grandes corporaciones. "No es justo que haya compañías que no paguen impuestos al Estado", en referencia al tipo mínimo del 15% en Sociedades impulsado por su Administración.

Atención sanitaria y techo de deuda

Biden también dedicó una gran parte de su discurso a la atención sanitaria. Mientras que la mayor parte de su intervención mantuvo un tono conciliador en pro del bipartidismo, principalmente en lo referente a un acuerdo para elevar el techo de deuda, a la hora de hablar de la salud y los derechos sociales su discurso fue más agresivo. Pidió, entre otras cosas, que no se suban los precios de los medicamentos y que el Congreso extienda el tope al coste de la insulina.

El mayor momento de tensión se vivió cuando le presidente vinculó la votación del aumento del techo de deuda con un hipotético planteamiento del recorte de derechos sociales por parte de los republicanos. Las palabras de Biden fueron recibidas con pitidos desde la bancada conservadora. Aun así, fue claro. Si se proponen recortes en derechos sociales o en el sistema público de atención sanitaria: "Lo vetaré".

Duro con China

Biden adoptó una línea retórica dura sobre China, después de que Beijing desató una disputa política y diplomática con un globo espía que atravesó los EEUU antes de ser derribado. “No hay duda: como dejamos claro la semana pasada, si China amenaza nuestra soberanía, actuaremos para proteger a nuestro país”, dijo Biden.

Biden también dijo que el presidente chino, Xi Jinping, se encuentra en una posición poco envidiable, argumentando que su país se ha debilitado mientras lidia con una economía en apuros. 

“Dígame un líder mundial que cambiaría de lugar con Xi Jinping: nómbreme uno, nómbreme uno”, dijo.

Confesión de energía limpia

Biden promocionó sus iniciativas de energía limpia y advirtió que el cambio climático representa una “amenaza existencial” para Estados Unidos. Pero provocó la risa de los republicanos cuando admitió que “vamos a necesitar petróleo durante al menos otra década” a medida que el país hace la transición a otras fuentes de energía.

Eso demuestra la dificultad que enfrentan los demócratas cuando buscan promover fuentes de energía alternativas, al tiempo que reconocen la realidad de que los combustibles fósiles seguirán siendo una fuente clave de energía, quizás durante más de una década.

Reducción de la inmigración

Biden instó a los legisladores a aprobar un paquete reducido de cambios a la ley de inmigración, mientras su administración continúa lidiando con cifras históricas de migrantes que cruzan la frontera sur de Estados Unidos. 

Hizo un llamado al Congreso para que apruebe más fondos para oficiales y equipos para “asegurar la frontera” y una ruta de ciudadanía para inmigrantes indocumentados traídos a los EEUU cuando eran niños, conocidos como Dreamers, así como para trabajadores agrícolas, trabajadores esenciales y migrantes en estatus temporal. 

Esto también provocó gritos de los republicanos que le gritaron a Biden que "asegurara la frontera" y "es tu culpa", cuando Biden mencionó que el fentanilo cruzaba la frontera.

La propuesta más limitada de Biden es un reconocimiento de la naturaleza dividida del Congreso, donde los republicanos se oponen a las políticas del presidente y dicen que han alentado a los inmigrantes a cruzar a Estados Unidos.  

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