Control interno y auditoría externa: las claves de la nueva guía para los fondos de inversión
El documento de ACAFI entrega recomendaciones a las administradoras para supervisar las inversiones en activos, como por ejemplo, inmobiliarios.
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El control interno por parte de las administradoras generales de fondos (AGF) y la auditoría externa son el foco más reciente de un informe-guía de la Asociación Chilena de Administradoras de Fondos de Inversión (ACAFI).
La semana pasada, el gremio publicó la “Guía Mejores Prácticas de Auditoría 2023”, que incluye recomendaciones por clase de activos o tipos de fondos, sugerencias para los comités de vigilancia y el papel de la auditoría externa en el gobierno corporativo de una AGF, entre otras consideraciones clave para abordar en los procesos de auditoría de los fondos.
“Se busca entregar lineamientos tanto para el auditor, para que tenga algunos puntos de relevancia a consideración en su auditoría, y para la administradora, uniformando cuáles son los estándares de información que debieran tener ellos antes de comenzar una auditoría”, sostuvo a DF el socio de auditoría en Closer Agile y autor independiente de la guía, Juan Pablo Carreño.
“Mientras más robusto sea el control interno de las AGF, más eficiente va a ser la auditoría y menos tiempo vas a dedicar a atender los requerimientos del auditor”, sostuvo el autor independiente de la guía, Juan Pablo Carreño.
De acuerdo con ACAFI, antes de la auditoría externa, las administradoras deben mantener un buen sistema de control interno que gestione los riesgos de sus inversiones.
“Mientras más robusto sea el control interno de las AGF, más eficiente va a ser la auditoría y menos tiempo vas a dedicar a atender los requerimientos del auditor”, precisó Carreño.
Fondos inmobiliarios: foco en el proyecto
La operación del esquema de gestión de riesgos, dependerá también de cada clase de activos, apuntó el autor independiente de la guía.
En el caso de los fondos de desarrollo inmobiliario, “el principal control que tiene que tener el administrador es sobre el proyecto en sí mismo, la administradora no puede entregar el financiamiento y olvidarse de cómo va el proyecto, sino que debe verificar cuál es la inmobiliaria, donde se está construyendo, y si está la permisología en regla”, entre otros, afirmó Carreño.
En estos fondos de inversión, “más que el precio al que se vende, lo que más afecta proyectos de desarrollo inmobiliario es la velocidad de venta, por lo tanto, deben estar viendo un buen control del proyecto”, precisó.
En tanto, por el lado de la renta inmobiliaria, los residenciales -dentro de la que se destaca la categoría multifamily-, el control interno “está dado básicamente por una buena gestión de la vacancia del proyecto, y tratar de cumplirla para lograr la rentabilidad que uno está esperando”, detalló el socio de Closer Agile.
En este sentido, de acuerdo a Carreño, un control interno que no es óptimo se reflejará en una administradora que “no está encima de un proyecto y no está al día de lo que está pasando”.
“Al final, esto puede significar pérdidas para el fondo y para los aportantes”, advirtió.
Doble chequeo a facturas
Por el lado de la deuda privada, Carreño apuntó que el control interno dependerá de la subcategoría de esta clase de activos, y ante los más recientes casos vistos en el negocio del factoring, aseguró que “hay que darle un doble check a las facturas”.
“La AGF tiene que asegurarse que las facturas que está comprando son reales, es más importante saber a quién le están comprando, que efectivamente están adquiriendo una factura de tal rubro y que la compañía tiene ese giro”, apuntó.
“Por ejemplo, en el caso de Factop, había facturas de algunas empresas que eran comercializadoras y estaban entregando una factura de asesoría”, añadió.