Exportación de servicios globales, una vía estratégica en tiempos de incertidumbre
EDUARDO BITRAN Académico Facultad de Ingeniería y Ciencias UAI, Director Espacio Público
Luego de las medidas de protección arancelaria anunciadas por el Gobierno de Trump la semana pasada, con su foco en proteger el “Rust Belt” manufacturero de EEUU, y la consecuente guerra comercial desatada con China, se generará un reordenamiento del comercio mundial de manufacturas, con disrupciones en las cadenas de suministro y esfuerzos de protección de las industrias domésticas de diversos países.
En este contexto de incertidumbre extrema, de proteccionismo y competencia desatada en manufactura, es conveniente volver a priorizar las estrategias de fomento a las exportaciones de servicios tecnológicos e ingeniería, que no están sujetas a aranceles y cuya provisión no se ve afectada por las disrupciones en las cadenas de suministro. Estas exportaciones han tenido un crecimiento de 7% acumulativo anual, pasando de alrededor de 4% del comercio mundial en 1995, cuando se creó la OMC, a 13,8% en 2023. En Chile también crecieron, de menos de 1% a 3% de los envíos de bienes y servicios.
“La exportación de servicios digitales y de ingeniería permitiría aprovechar las ventajas en infraestructura digital del país, con un decisivo esfuerzo en formación de capital humano y desarrollo de encadenamientos productivos”.
En 2007, en la Estrategia Nacional de Innovación para la Competitividad, Chile se propuso promover el desarrollo de clusters vinculados a recursos naturales y servicios globales (digitales y de ingeniería). El propósito era generar un círculo virtuoso en torno a los recursos naturales, desarrollando proveedores tecnológicos, junto con invertir en la economía digital y en capital humano, de modo de crear una industria de exportación de servicios de clase mundial. Esta estrategia fue cancelada formalmente en 2011 por Corfo, al considerar que el Estado no debía tener políticas de fomento selectivo. Ello, a pesar de que la estrategia aprovechaba las ventajas de la demanda sofisticada de los sectores de recursos naturales, en que Chile tenía escala y enfrentaba relevantes desafíos de innovación.
El cluster que alcanzó mayor desarrollo fue el de servicios globales. La evaluación ex post de la estrategia de atracción de capitales extranjeros a esta área muestra que con una inversión del Estado de US$ 32 millones se logró instalar 64 empresas al año 2012 con inversiones de casi US$ 500 millones y exportaciones de US$ 1.071 millones en 2011, además de la creación de casi 20 mil empleos de alto nivel de calificación.
Luego de un período de esfuerzos intermitentes de apoyo al desarrollo de estos encadenamientos productivos y de un relativo estancamiento de las exportaciones de servicios basados en el conocimiento, en los últimos tres años se ha producido un crecimiento anual de dos dígitos en estas exportaciones, pasando de US$ 1.400 millones en 2022 a cerca de US$ 3.000 millones el 2024.
En el contexto de extrema incertidumbre actual, la sofisticación de nuestra economía debería, entre otros aspectos, considerar un impulso decidido a la exportación de servicios digitales y de ingeniería. Esto permitiría aprovechar nuestras ventajas en infraestructura digital, con un decisivo esfuerzo de formación de capital humano y el desarrollo de encadenamientos productivos, impulsando compras innovadoras a proveedores nacionales para enfrentar los desafíos de productividad y sostenibilidad de los sectores de recursos naturales, que en el pasado reciente tiraron el carro del crecimiento de Chile.