La gradualidad que aplicó la administración de Mauricio Macri al asumir el gobierno venía dada por las condiciones económicas y políticas que existían -un gobierno que por primera vez después de 90 años no era ni peronista ni radical, un triunfo en segunda vuelta y la falta de mayoría en ambas cámaras- y que no daban margen para el ajuste duro que ahora critican algunos analistas, plantea el ministro de la Producción y el Trabajo de Argentina, Dante Sica.
“En ese momento el devenir de los mercados nos permitía ir avanzando en una velocidad gradual, haciendo el ajuste fiscal, minimizando los costos a nivel de actividad y empleo, y pudiendo de alguna manera cumplir los objetivos”, afirma en entrevista con DF. “Los shocks externos y algunas cuestiones internas nos hicieron ver que teníamos que acelerar y bueno, ya había un consenso mayor como para que esa aceleración hoy pudiese ser de una manera aceptada, como se vio en la votación del presupuesto”, que fue aprobado por la cámara de Diputados a primera hora del jueves.
- El impacto de los shocks externos también pesó para acelerar el ajuste…
- Argentina ha sufrido una suerte de tormenta perfecta. Tuvimos una sequía que nos hizo perder casi el 40% de la producción agropecuaria. Por otro lado, nuestro gran saldo exportable y eso afecta también el nivel de la actividad. Los shocks externos, la incertidumbre política a nivel mundial, como la crisis comercial entre China y Estados Unidos y el proceso electoral en Brasil, nos afectó. Y después tuvimos algunas cuestiones internas como el caso de los cuadernos, que está impactando sobre el sector construcción. Por lo menos es muy bueno como señal de transparencia y credibilidad de nuestro gobierno a mediano plazo y para los negocios, pero también en el corto plazo nos afectó el financiamiento. El año pasado los países emergentes tuvieron un flujo de fondos de casi US$ 100 mil millones, y este año en el mismo período, sólo US$ 7 mil, entonces claramente las condiciones han cambiado.
- El gobierno ha dicho que este ha sido el año más duro y que a partir de 2019 va a haber un repunte ¿Qué tan optimista está?
- Estamos muy confiados y muy cautelosos. Hemos dado en los últimos 30 días dos señales importantes, que han permitido eliminar incertidumbres con respecto a la política monetaria, cambiaria, financiera y fiscal, que son el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional –que seguramente mañana (hoy) saldrá aprobado por el directorio- y la aprobación del presupuesto con equilibrio presupuestario y eliminando totalmente las emisiones públicas para financiar al sector público. Con eso pensamos que el mercado se empezó a equilibrar.
Tenemos que ser cautelosos, ver cómo evoluciona la tasa de inflación para que, quizás a fin de año, el banco central pueda empezar a tener un poco más de grado de libertad, para poder mirar la tasa de interés. Mientras tanto hemos corregido los principales desequilibrios y financieramente estamos cubiertos hasta casi 2020. A medida que el mercado lo empiece a digerir, empiece a tomar nota de esto, podremos ya a partir del año que viene empezar a mirar distinto los niveles de actividad.
- ¿Es posible un repunte de la producción con las tasas de interés sobre 45%?
- Cuando uno mira estas tasas son claramente incompatibles en el mediano plazo con la producción, pero son tasas claramente de compromiso para poder actuar sobre la crisis cambiaria y poder estabilizar la economía. A partir de ahí nosotros pensamos que la tasa va a empezar a ir y con una economía más estable vamos a empezar a recuperar el nivel de actividad. Peor hubiese sido el impacto sobre el nivel de actividad con la volatilidad que tenía el dólar.
Ajuste doloroso
- El gobierno se ha visto obligado a reconsiderar la rebaja de impuestos a las exportaciones, entre ellas la soja. ¿Ha sido doloroso?
- Es un ajuste muy doloroso porque esta medida que tomamos para llegar a un equilibrio presupuestario va en contra de nuestra cultura fiscal: queríamos eliminar y habíamos empezado a eliminar este impuesto. Por eso lo hemos hecho en forma temporal, en 2020 ya se levanta. Pensamos que es un esfuerzo muy grande que están haciendo todos los sectores productivos, pero que con esta corrección del tipo de cambio que hemos observado, el impacto es quizás menor al esperado.
- ¿Qué impacto está teniendo la crisis en el empleo?
- Hemos visto una desaceleración en el crecimiento del empleo en el segundo semestre, en especial en el sector de la construcción. Servicios todavía avanza de forma positiva, aunque a una tasa menor, y sí estamos teniendo pérdidas de empleo en el sector industrial. Por eso tenemos una tasa de desocupación que ha aumentado sólo 1 punto, en parte también porque la tasa de actividad ha crecido. No vemos una caída generalizada del empleo, pero sí estamos viendo casos puntuales de empresas que están teniendo problemas por eso estamos actuando en forma preventiva.
- ¿Qué estrategia tiene su cartera para impulsar a sectores afectados?
- Estamos trabajando primero en una agenda de corto plazo, tratando de agilizar lo que tiene que ver con la cadena de pagos, y favoreciendo con algunos instrumentos que permitan acceder a un financiamiento más rápido. Por otro lado, seguimos con nuestra política de mediano plazo que es bajar costos, tratar de mejorar la competitividad de las PYME, desburocratizar los trámites y la actuación del sector público para facilitarle la vida a las empresas.
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