Cartas al Director

Señor Director:


Como un simple ciudadano me gustaría saber cuál es realmente la versión más correcta sobre las cifras del Censo. Sentirá el INE el llamado a aclarar el punto de porqué existe tal discrepancia de opiniones; o el mismo presidente Piñera, que le reconozco su inteligencia, qué idea se habrá formado sobre el proceso después de tener a dos grupos de expertos con visiones tan dispares.

José rojas galleguillos



Señor Director:


No hay problema en usar el Censo 2012, dicen expertos afuerinos. Su conclusión se basa en evidencia irrefutable: en todas partes se cuecen habas. Los que requieren más exactitud en su trabajo político, pueden aclarar dudas aplicando un instrumento prestigioso e infalible llamado “encuesta CEP”.

José Luis Hernández Vidal



Señor Director:


Volver al voto obligatorio sería como el relato de la pantera de Kafka, felino que entraba a misa en la Iglesia de un pueblo puntualmente a beberse el vino del cáliz y que para resolver tamaño problema, la incorporaron a la ceremonia...

Gabriel Guiloff



Señor Director:


Se habla mucho acerca de que habría demasiadas personas que se abstienen de votar en las elecciones presidenciales. Sin embargo, nadie nos explica cuántas son las personas que deberían votar.
Si hacemos una estimación aproximada, los chilenos somos alrededor de 16 millones, pero de esta cantidad hay que restar los menores de 18 años que la Ley considera incapacitados y que son quizá un 20%, también los autorizados pero que son mayores de 90 años de edad y no son capaces por su extrema vejez (5%) y los que no pueden hacer el esfuerzo de ir a votar a causa de alguna enfermedad (5%). Por lo tanto, hay como mínimo un 30% de personas a las que se les hace imposible votar, o sea, casi un tercio de la población, es decir unos 5 millones no están en condiciones de votar aunque lo deseen.
Sobre esta base, las personas que sí están en condiciones de votar son menos de 11 millones, lo cual indica que si votan 8 o 9 millones, ello representa un gran porcentaje de dichas personas.

Apolonio Arturo Zuleta N.


Señor Director:


A propósito de revisión de firmas, interesante sería también que se revisen aquellas con las cuales se conformaron los actuales partidos políticos, ya que de encontrarse anomalías, no sólo los candidatos independientes serían los cuestionados en las presentes elecciones presidenciales.

Rodrigo García Pinochet 




Señor Director:


Durante la reciente primera vuelta electoral, diversos candidatos criticaron los “aparentes” progresos de nuestro país, subrayando que el mismo, válido desde los promedios o el per cápita, no llegaba a los más desfavorecidos de la sociedad. Resultaría lato y probablemente majadero retrucar la opinión antedicha en lo referente a la capilaridad de nuestro progreso como país. Baste recordar que en 40 años hemos cambiado un 50% de infantes sub-nutridos por casi igual guarismo de infantes con sobrepeso. Paralelamente, los índices de esperanza de vida al nacer se equiparan a los de EEUU.
Más tendencioso aún resulta vincular felicidad con progreso económico. Las dos cosas no van juntas, como lo demuestran las altas tasas de suicidio en avanzadas sociedades nórdicas o en el Japón. La felicidad del ser humano tiene más que ver con la calidad, profundidad y riqueza de sus relaciones más cercanas (...) y con un sentido de trascendencia.
Los líderes de opinión de Chile harían bien en no sembrar expectativas erradas como hacer creer que la macroeconomía, la organización del Estado o la redistribución de la riqueza son las fuentes de la felicidad personal. Son sólo herramientas que bien utilizadas pueden permitir alcanzar un mayor bienestar económico general. Y eso ya es bastante.

Pedro Villar Iroumé