Cartas al Director

Huelga ilegal

Señor Director:

En Derecho Administrativo aprendí el principio de la continuidad de los servicios públicos. La administración cumple funciones sociales tan relevantes, y en su mayoría en forma monopólica, que simplemente no puede parar. Por ejemplo, si se votara a huelga el Jumbo, uno podría ir a comprar al Líder, pero si va a huelga el Registro Civil, ¿dónde saca uno pasaporte? ¿Se permite acaso a otros emitir pasaportes?

La visión detrás de este principio pone al centro al administrado, y reconoce prístinamente que es el Estado y sus funcionarios quienes están a su servicio y no al revés. Desde ese punto de vista, confirma una de las principales características del estado liberal moderno, su sometimiento al pueblo. A su vez, también refleja el viejo dogma socialista que la sociedad está por sobre el individuo, y que las necesidades particulares nunca pueden perjudicar las colectivas. Por eso en los socialismos reales las huelgas no eran legales.

Siendo así, es interesante ver hoy la administración nacional paralizada por quienes reclaman derechos, cuando su deber institucional es servir sin excusas a los ciudadanos, y no servirse de ellos. Como lo es también, que el actual gobierno no haga nada al respecto. Un organismo público -cuyo inconmensurable poder viene de su monopolio y la obligatoriedad de muchos trámites- puede afectar a un país entero, cosa casi imposible para cualquier privado, por lo cual dejar a su merced a la sociedad no parece perspicaz.

El pueblo bajo el yugo de la burocracia parece ser lo democrático en el siglo XXI, cuando esa modalidad pertenecía más bien a los regímenes monárquicos. ¿Alguien lo entiende?

Cristián Gabler
Abogado

Tranquilidad

Señor Director:

La “sorpresiva” victoria de Donald Trump ha causado un fuerte impacto mediático, el que se ha visto reflejado en la difusión de argumentos marcados por la preocupación y alerta sobre el porvenir. Como muestra de ello, Wall Street, reaccionó rápidamente cuando los resultados reflejaban el desenlace de la disputa, cayendo a un 5%.

Asimismo, dicho evento, ha removido no sólo a los medios, sino también, a la opinión pública general, la cual ha mostrado una fuerte preocupación, mezcla de desconcierto, sobre el resultado electoral en tierras americanas.

Ahora bien, más allá de las reticencias y rechazos naturales que produce un personaje como Trump, es necesario en tiempos de incertidumbre desbordada, volver a nuestras instituciones. Tratar de calmar las aguas con miras de dilucidar la situación y consecuencia de Chile en tal escenario internacional.

Respecto de la seguridad jurídica, podemos mencionar las observaciones presentadas por el Presidente del Banco Central, el cual ha sostenido que los tratados firmados entre Chile y Estados Unidos, deberán y serán respetados, de modo que, en el plano internacional no es razonable esperar un desplomé de todo lo construido.

Un segundo comentario que merece ser destacado, es la necesaria distinción entre los momentos de campañas y los gubernamentales, es decir, pocos gobiernos, por múltiples razones, son lo que prometieron ser en sus campañas.

En este sentido, Trump fue exagerado, nacionalista, racista, falto a la verdad, agresivo y extremo hasta el ridículo. Sus propuestas cargadas un populismo poco dirigible, sin embargo, en su discurso de victoria, se modera y llama a la unidad nacional, bajando los niveles de agresividad política y discursiva.

Por lo pronto, debemos confiar que una institucionalidad robusta y balaceada en términos de controles como la Norteamérica y una política financiera que ha aprendido de los errores del pasado, podrán amortiguar cualquier intento de populismo desmesurado o idea excéntrica.

Javier Aeloiza San Martín
Académico Facultad de Derecho Universidad Andrés Bello

Moda

Señor Director:

Los “candidatos“ chilenos se ofenden si los relacionan con Trump pero intentan “copiar” su estilo de “hacerse eco” de las frustraciones y deseos de la gran clase media y ofrcer soluciones inmediatas.

Hugo Castro Moreno