Entendiendo a Brasil

Señora Directora:

A quienes conocemos Brasil y su gente, el resultado de la primera vuelta presidencial del domingo pasado no nos sorprendió. En algunos aspectos, Brasil es un continente y quien pretenda simplificarlo, se equivocará de entrada.
Ha ocurrido, especialmente, entre chilenos que han querido lanzarse a la aventura de conquistarlo y han fallado. Estos generalmente apuntan a que Brasil es un Estado federal y a la complejidad de su regulación, especialmente tributaria, y es cierto. La Constitución otorga bastante independencia a los estados federales y a los municipios en materia de impuestos. Pero, a pesar de la complejidad que presenta, la diversidad y el tamaño de su economía han hecho de Brasil un gigante de inmenso atractivo.
Así, quien piense que hacer negocios en Bahía es igual a hacerlos en Rio Grande del Sur o Minas Gerais, parte en un mal pie. Como también quien crea que el brasileño es fácilmente interpretable. Entre 200 millones, no hay un solo tipo de brasileño, hay muchos; y de ahí que el resultado electoral no haya sorprendido.
¿Qué tienen los brasileños en común? La jerarquía es importante en Brasil como también las relaciones personales, por lo que dedicar tiempo a construir y mantener estas últimas es fundamental. Quien encarne y ejerza autoridad, pero, a la vez, mantenga un tono campechano y coloquial, da en el tono correcto.
Bolsonaro es así. No es elitista, a pesar de que se piense que Lula, el ex obrero metalúrgico, encarna al pueblo. Las tristes vinculaciones de Lula con una parte de la elite –determinantes en los sucesos que siguieron a su último gobierno– se fijaron en la mente del brasileño de a pie y le restó identificación con ellos. A pesar de que muchas de las críticas a Bolsonaro pueden ser ciertas, no se le han achacado faltas a la probidad, y su paso por el ejército lo dotó inmejorablemente para hablarles en el mismo idioma a todos, de general a paje.

Rodrigo de Alencar
socio del estudio de abogados
Barros Silva Varela & Vigil