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¡A leer se ha dicho!

Con la llegada del verano, van desapareciendo las excusas que uno esgrime para no leer

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Junto con la llegada del verano, van desapareciendo las tradicionales excusas que uno esgrime durante el año para no leer. Frases como “tengo mil cosas que hacer”, “estoy cansado”, “es el minuto que tengo para ver a mi familia”, o “ me aburre”, en febrero no corren. El tiempo sobra, el cansancio desaparece rápidamente (además, leer no es una actividad demasiado estresante), hay más tiempo familiar, y en cuanto al aburrimiento ¡es cosa de elegir bien los libros! Imagínese en la playa, debajo de un árbol, en su propia casa o donde los amigos, con un buen libro y horas infinitas por delante... ¡Qué lujo de panorama! A continuación, algunos libros ideales para leer en esta época.



Para niños desde 8 años, está la colección Los Cinco (Enyd Blyton). Hay que leerlos en verano, porque inevitablemente producen el efecto de querer imitar las aventuras de estos primos, y el contexto vacacional lo hace más fácil. Aunque en Chile no existan islas, faros, picnics a la inglesa ni contrabandistas, al menos uno cuenta con mar, rocas y cuchiflíes con los que recrear la historia a escala local. El León, la Bruja y el Ropero (C.S. Lewis), puede leerse y releerse, y uno siempre va a descubrir algo nuevo en la saga de Las Crónicas de Narnia. La primera vez, se me quedó grabada la imagen de las delicias turcas que la Bruja le regalaba a Edmundo. Después uno empieza a encariñarse con los personajes y el mundo de Narnia. Y con el tiempo, se va captando la preciosa metáfora detrás de esta historia aparentemente infantil.

Para los más grandes las posibilidades son amplias. Imprescindible para las mujeres (e interesante para los hombres), es Orgullo y Perjuicio (Jane Austen). También son imperdibles algunas novelas: Regreso a Brideshead (Evelyn Waugh) y El Gran Gatsby (F. Scott Fitzgerald). Los cuentos cortos de Julio Cortázar son geniales y se leen fácilmente (parta por “Bestiario”). Y a nivel nacional, Adiós al Séptimo de Línea (Jorge Inostroza), es entretenidísimo (¡ojo que son cinco tomos!).

Así que con tanto libro bueno dando vuelta y tan malas excusas para no hacerlo, este verano la señal es clara: ¡A leer se ha dicho!

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