Hábitat ético

Carolina Dell´Oro

En mi columna de mayo de este año en este mismo diario me refería a la diferencia entre patria, nación y país, aludiendo a que la Patria es lo recibido de los padres y lo que hemos de entregar a los hijos. Patria dice a patrimonio, a lo recibido y que hay que entregar acrecentado pero no adulterado. Estas reflexiones las vi fuertemente encarnadas la semana pasada cuando un grupo de empresarios chilenos, liderados por la CPC, Generación Empresarial y El Mercurio, se reunieron para hacer públicas las conclusiones de un trabajo realizado durante un año por distintos actores empresariales, que buscaron dilucidar, rescatar y potenciar principios rectores que iluminen el quehacer cotidiano de las organizaciones empresariales hoy.

Es un grupo humano que quiere hacer Patria, porque le dicen a los chilenos que así como han sido parte importante del progreso que ha tenido nuestro país en los últimos años, también están conscientes de que la mirada del rol y lugar de la empresa ha cambiado sustantivamente. Y que si queremos un progreso real en Chile, un progreso que implique desarrollo sustentable, es necesario hacerse algunas preguntas y responderlas en común.

Un grupo de trabajo que reconoce que junto con estos aportes hay cosas que mejorar, y cuyo compromiso es identificarlas para prevenir conductas futuras. Pero sobre todo, el objetivo ha sido explicitar miradas que se traducen en principios éticos que guían un estilo de quehacer empresarial.  Todo esto alude a una mirada ética de la empresa, la misma que como dice Gustav Thibon, hace algún tiempo fue sacada por la ventana de las mismas empresas y hoy entra por su puerta principal.

Porque cuando lo que está en juego son las personas (en la empresa y la sociedad), no podemos obviar una dimensión sustancial de ella que es la ética; mirada no cómo un conjunto de normas y deberes, sino como aquella ciencia que busca el camino para llegar al anhelo más profundo de todo ser humano, que es la felicidad.

Ética, no como un conjunto de reglas impuestas desde fuera, sino como algo que forma parte de las mismas reglas de funcionamiento del hombre y la sociedad, que tiene como objetivo ayudar a los seres humanos a tomar decisiones correctas. Por lo tanto, la invitación es volver a la buena noticia de la ética. Es necesario promoverla, formarla, educarla y gestar hábitat éticos que permitan el florecimiento de la persona. Ese hábitat ético por excelencia es la confianza. Entendida como una hipótesis sobre la conducta futura del otro, que supone un otro predecible, es decir, con una línea editorial clara basada en principios aplicados a las circunstancias y no circunstancias que acomoden los principios.

Después de escuchar el debate presidencial del viernes pasado, me pregunto si esta mirada de Patria está siendo una guía para los candidatos presidenciales. Pienso que realmente es necesario volver a preguntarse el sentido verdadero y profundo del liderazgo político, y más aún cuál es el rol, compromiso y misión de un Presidente de la República. Lo que escuchamos el viernes no fue un sueño-país, no fue una mirada-patria, sino que fue un conjunto de slogan que partiendo de la base reduccionista que los chilenos somos pura emoción, nos quisieron conquistar desde las carencias personales, más que desde las propuestas.