Chile y China: 50 años para preservar y proyectar

Ma Zhenzhou

En 2020 Chile y China conmemoramos 50 años de relaciones diplomáticas. En este tiempo, nuestros vínculos han sido virtuosos, de mutuo beneficio y respeto, y han evolucionado a niveles crecientes de colaboración.

Chile fue el primer país latinoamericano que firmó tanto el Tratado de Libre Comercio con China, como el acuerdo bilateral sobre la incorporación de China a la OMC y también en reconocer el estatus de economía de mercado pleno de China. Desde 2009, China se ha convertido en el principal socio comercial de Chile, y el principal destino de exportación de cobre.

Por nuestra parte, Chile se ha convertido en el tercer socio comercial de China en Latinoamérica. Pero no es el tamaño de su mercado lo relevante. Para nosotros, la relación con Chile tiene una valoración mayor y más profunda. A pesar de la incertidumbre por la que atraviesa el mundo, es un país que sigue mostrando solidez institucional y económica y una seguridad jurídica que lo distingue en la región. Es cierto que hoy enfrenta desafíos políticos y sociales de envergadura; pero estamos seguros que los chilenos los abordarán con sabiduría. Estas fortalezas son virtudes que hacen a Chile un socio privilegiado para China en su relación con el conjunto de la región.

Pero hay otra razón de relevancia para el incremento de las relaciones bilaterales. Además del impulso exportador de Chile a China, que es un factor estratégico crucial, China está desarrollando inversiones en Chile que quiere potenciar (hoy ya es el país que más invierte en Chile), no solo en infraestructura y energía, sino también en el espacio tecnológico, tanto para la transformación digital del Estado y el conjunto de sus servicios, como en la actualización tecnológica de todos los sectores.

La rapidez de los cambios en el mundo, hace urgente acelerar el tranco en los procesos de transformación digital y de las telecomunicaciones, y en la incorporación de los desarrollos de Inteligencia Artificial. Chile debe subirse a este carro ahora y para ello debe facilitar el arribo de inversiones y tecnología para encontrar su lugar en la vanguardia y no desde una posición subordinada. En este sentido, China es un aliado natural.

En este contexto de urgencia y oportunidad, son extrañas algunas voces que emergen en la conversación pública, cuestionando las inversiones chinas en Chile. Quizás, hace falta más información y diálogo entre todos para evaluar y proyectar las virtudes de nuestra relación futura, escuchar nuestras preocupaciones y encontrar la forma en que podemos cuidarnos.

Chile y China exhiben décadas de una colaboración que ha generado y sigue generando beneficios mutuos. En medio de un mundo convulsionado, de fuertes cambios y grandes incertidumbres, tenemos la oportunidad de construir una relación que nos fortalezca, para afrontar con templanza y visión de largo plazo los desafíos del futuro.