China: “decisivo” y “fundamental” no es lo mismo

Muchas veces en países como el nuestro cuesta entender lo que hay detrás del lenguaje chino, esa forma de comunicar que para nosotros nos parece muy retórica. Ahora ya están emergiendo las voces de quienes dicen que el último Pleno del PCCh sólo entregó orientaciones, pero nada más. La cuestión es ver las estrategias de acción que vienen detrás de las palabras.

En todos los medios de influencia en el mundo, especialmente en la prensa económica, se ha destacado la frase del comunicado oficial donde se señala que el mercado tendrá un papel “decisivo” en el futuro de China. Es una fuerte señal. Pero antes, por más de una década, los documentos chinos hablaban del papel “fundamental” (algunos lo han traducido como básico) del mercado.

¿Cuál es el cambio? Uno, no menor. Hasta ahora, el impulso a una economía abierta ha sido clave para el desarrollo económico de China, creando lo que allí se denominó “sistema socialista de mercado”. Allí el mercado era “la base”, “lo fundacional”, como referente del itinerario elegido. Ahora la cuestión va a otro nivel: será desde el modo de actuar del mercado y la dinámica que éste genera desde donde se tomarán “las decisiones” respecto al desarrollo futuro de China. ¿Cómo decidir, por donde ir? El análisis del papel del mercado como distribuidor de riqueza será determinante.

Y en ese contexto cabe asumir esta frase del comunicado: “La reforma económica es clave y la solución principal pasa por la relación adecuada entre el Gobierno y el mercado, y por dejar que el mercado juegue un papel decisivo en la asignación de recursos”.

Ahora se abrirán las poderosas empresas estatales a mayor participación del sector privado, que podrá tomar en ellas hasta 10% a 15% del capital. Esto debe ser entendido como una primera fase. A la par, viene el proceso de urbanización creciente, de cambio en la vida de los campesinos, de promoción del consumo interno, de menores restricciones a las inversiones, de creación de Zonas de Libre Comercio (como la ya fundada en Shanghai). Las decisiones que se tomarán en adelante apuntan a la generación de empresas mixtas, tanto chinas como extranjeras en China, que sepan “adaptarse a la globalización”. Y todo ello con un resguardo al medio ambiente que antes no hubo. Como hemos dicho antes en estas columnas, China no volverá a crecer a dos dígitos, pero su crecimiento en torno del 7% será persistente.

Pero todo esto con un papel fuerte del Estado. Y ahora, tras el Pleno, buscando tener un control central mayor y más coordinación en un país donde el crecimiento no siempre ha sido ordenado y coherente. Allí está el tema de la deuda descontrolada de algunas provincias, como ejemplo palpable. En otras palabras, no se trata de poner al Estado a un lado (al estilo Reagan o Thatcher), sino de generar mercado y aperturas económicas con un Estado fuerte. En suma, otro modelo de desarrollo.

Nada será fácil. Quedan atrás las experiencias de treinta años. Pero también esa historia indica que las cosas se hacen paso a paso, con tacto y buscando el equilibrio.

A muchos se les olvida que la palabra “mercado”, no apareció en el comunicado del Pleno de 1978, considerado como el punto de partida de las reformas que impulsó Deng Xiaoping. Y la palabra “reforma” sólo estaba dos veces. Y más aún, sólo seis años después se empezó a hablar con fuerza de “reforma y apertura”. Y ya sabemos hoy todo lo que derivó de aquellas palabras.

El 23 de octubre el Presidente Xi Jinping recibió a un grupo de destacados líderes mundiales de la economía y las finanzas, entre ellos Andróniko Luksic. El 2 de noviembre ocurría algo igual, con el Consejo Siglo XXI, entre los cuales estaba Ricardo Lagos. Ambas fueron sesiones de diálogo sobre el devenir del desarrollo mundial y el papel de China allí. Desde América Latina esa presencia chilena fue casi única. Parece importante subrayarlo: tal vez es porque nos ven con capacidad de entender la diferencia profunda que puede haber en China entre “fundamental” y “decisivo”.