DF Conexión a China | No obstante Pelosi, China y América Latina crecen en paz

Andreas Pierotic

A diferencia de muchas otras regiones del mundo, América Latina puede afirmar que es una región de paz. Salvo escaramuzas militares menores y la guerra del Chaco, no hemos tenido guerras intrarregionales de importancia en más de 100 años. Lo mismo China en los últimos 40 años. Colindante con 14 países, China en 1949 tenía disputas limítrofes terrestres con todos ellos, hoy sólo tiene disputa pendiente con uno: India, siendo todas las demás resueltas sin violencia.

Soy un convencido de que el actuar pacífico es un valor compartido entre América Latina y China, y el auge chino seguirá teniendo este carácter. Es difícil imaginarlo y creerlo, porque no es común en Occidente que potencia alguna surja sin recurrir a la guerra y colonización. Si los políticos chinos abandonan su bien más preciado, la estabilidad, en favor de la guerra, será sólo por una humillación insoportable externa (una Pelosi redoblada) inaceptable para su pueblo, y no por intereses económicos.

“El actuar pacífico es un valor compartido, y el auge chino seguirá teniendo este carácter, incluso respecto de Taiwán”.

Preocupantemente, a partir del asunto de Taiwán/Pelosi, hay voces que intentan sembrar la desconfianza y llevarnos a un alineamiento inamistoso frente a China. Olvidando que las vinculaciones subordinadas entre los Estados por la dominación hegemónica de las colonizaciones e invasiones, no han tenido cabida en la historia de nuestra región con China.

Esas mismas voces omiten el precedente de que China perdió Hong Kong y Macao por la fuerza, pero se recuperaron en paz. Se silencia también que potencias occidentales colonizaron China durante 130 años, pero no otorgaron a los chinos jamás el muy occidental derecho a voto. China ha declarado, perseguido y sigue buscando con Taiwán, preferentemente la vía pacífica; el resto es música.

Con su paciencia distintiva, China resolverá a su tiempo el complejo tema histórico de Taiwán, que es considerado por los 1.300 millones de chinos continentales parte de su nación.

¿Los chilenos permitiríamos pautas extranjeras de cómo proceder si, incluso en un plebiscito, La Araucanía votara mayoritariamente la secesión? ¿Los santiaguinos no tendríamos nada que decir? ¿Los madrileños se quedarían mudos ante la independencia de Cataluña?

Bien se ha dicho que China no ha estado en la historia de nuestra región, y América Latina no ha estado en la historia de China. En cambio, Estados Unidos y Europa han tenido una historia compleja con ese país asiático los últimos 200 años.

Es un hecho que el surgimiento chino convivirá con una configuración multipolar del poder, y también que nuestra región ha crecido más del doble de la media de las economías desarrolladas de la OCDE los últimos 20 años (gracias en buena medida a China). Ergo, sólo nos perjudicaríamos cayendo en discordias ajenas y el juego primermundista del alineamiento. Mientras los hechos sigan demostrando el valor de la paz compartida con China en nuestro relacionamiento, debemos seguir trabajando amistosamente, manteniendo a la vez un sano equilibrio con EEUU y la Unión Europea.