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Columnistas

Durban debe aportar una hoja de ruta hacia un acuerdo sobre el clima

La Conferencia de la ONU sobre el Clima que culmina hoy en Sudáfrica es crucial para hacer avanzar la lucha internacional contra el cambio climático. Algunos podrían preguntarse: ¿no convendría esperar un poco y afrontar el desafío climático cuando hayamos resuelto la crisis de la deuda en Europa?

Por: Equipo DF

Publicado: Viernes 9 de diciembre de 2011 a las 05:00 hrs.

La Conferencia de la ONU sobre el Clima que culmina hoy en Sudáfrica es crucial para hacer avanzar la lucha internacional contra el cambio climático. Algunos podrían preguntarse: ¿no convendría esperar un poco y afrontar el desafío climático cuando hayamos resuelto la crisis de la deuda en Europa? La respuesta es no. Las inundaciones en Tailandia o la sequía en Texas y el Cuerno de Africa son sólo algunos de los recordatorios de que el desafío del cambio climático es más urgente que nunca. El último informe World Energy Outlook de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) fue otra llamada de atención: se agota el tiempo y la factura será mucho más cara si no actuamos ahora.

¿Qué podemos conseguir en Durban entonces? De los comentarios de los medios de comunicación se desprende que sólo existe un criterio de éxito: conseguir que los países desarrollados firmen un segundo período de compromiso del Protocolo de Kioto que suceda al primero, el cual finaliza en 2012.

Seamos claros: la UE apoya el Protocolo de Kioto. Hemos fundado nuestra propia legislación en sus principios; somos la región del mundo con el objetivo más ambicioso en virtud del Protocolo, y lo estamos cumpliendo. De hecho, estamos en vías de superar nuestro objetivo.

Pero el Protocolo de Kioto se basa en una distinción radical entre los países desarrollados y los países en desarrollo y sólo exige actuar a los primeros. ¿No creen que los cambios producidos en la economía mundial durante las dos últimas décadas difuminan cada vez más esta distinción? 
Piensen en Singapur y Corea del Sur. Son grandes economías exportadoras, con industrias competitivas y alto nivel de desarrollo humano. Sin embargo, en el Protocolo de Kioto se les considera países en vías de desarrollo. Otro ejemplo es Brasil, que tiene una industria floreciente, enormes recursos naturales y una renta per cápita bastante más alta que la de Bulgaria o Rumania.

Los patrones de la contaminación también ponen en duda la distinción entre países en vías de desarrollo y países desarrollados. Según la AIE, el aumento actual de la contaminación por CO2 es impulsado por las economías emergentes dependientes del carbón. Hasta 2035, el 90 % del aumento en la demanda de energía se producirá en países no miembros de la OCDE. Si pensamos en China, sus emisiones relacionadas con la energía se han triplicado desde 1990, lo que la convierte en el mayor emisor del mundo. En promedio, un ciudadano chino emite ahora más que un portugués, un sueco o un húngaro. Así pues, el mundo no puede combatir el cambio climático con eficacia sin el compromiso de China y otras economías emergentes.

Otro reto es que Estados Unidos no adhirió a Kioto ni lo va a hacer, mientras que Japón, Canadá y Rusia han dejado claro que no tienen intención de firmar un segundo período. En resumen, esto supone que, si la UE acepta un segundo período de Kioto con algunas otras economías desarrolladas, podría cubrir como máximo el 16 % de las emisiones mundiales, mientras que el primer período de Kioto cubría casi una tercera parte de las emisiones totales. ¿Cómo puede considerarse esto un éxito para el clima? 
En otras palabras, este criterio no podrá de ninguna manera mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 2° C que la comunidad internacional ha reconocido como un objetivo común. Para que haya alguna posibilidad de conseguirlo, hace falta un marco mundial de acción de todas las grandes economías, tanto de países desarrollados como de los que están en vías de desarrollo, un marco de acción que refleje verdaderamente el mundo del siglo XXI y en que todos los compromisos tengan el mismo valor jurídico.

La UE está abierta a un segundo período de Kioto, siempre que se mejore su integridad medioambiental y que en Durban se acuerde una hoja de ruta y un calendario claros para ultimar dicho marco en el plazo de unos pocos años y aplicarlo a más tardar en 2020.

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