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Columnistas

El buen actuar del estratega

Durante los últimos años hemos escuchado en forma reiterada una mayor expresión...

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 22 de diciembre de 2011 a las 05:00 hrs.

Durante los últimos años hemos escuchado en forma reiterada una mayor expresión de preocupación sobre los alcances que la ética debe tener en la formación de nuestros ejecutivos y estrategas. Preocupación que hemos compartido en foros internacionales en la dimensión académica de nuestro quehacer y tema de refuerzo formativo empresarial, en nuestro ámbito de consultoría.



No obstante, esta preocupación se ha venido expresando en forma concreta en la formación de sólo algunos de los cientos de MBA dictados en forma global, cuestión que explica el dedo inquisidor que se ha levantado sobre reputadas escuelas globales para exigir explicaciones del tipo “¿cómo es que ustedes han formado a estos ejecutivos de escasos valores?”, a raíz de los escándalos financieros globalmente conocidos en los últimos años.

Si consideramos a las empresa como construcciones que nos damos para lograr beneficios sociales y que, como indica mi amigo el Dr. Ricart, “han mostrado ser el mejor instrumento en manos de los humanos para cambiar la realidad y mejorar la calidad de vida”. Este instrumento (la organización) puede caer en manos que le den un uso virtuoso, o bien, inadecuado. Y en ambos casos, podemos dividir ese buen y mal uso, entre las vertientes éticas y técnicas.

Desde la vertiente ética de la estrategia tenemos su esencia como construcción intelectiva que pretende “sistematizar la resolución acertada de problemas futuros a valor presente” (Garrido, 2010), en búsqueda de beneficios para quienes trabajan vinculados directamente a ella, como para la sociedad en general. Visto de tal forma, en la esencia de la estrategia subyace su condición potencial de motor de beneficio humano, pero el paso de potencia a acto pende de la voluntad de los estrategas a cargo de la materialización de estos esfuerzos en una “implementación socialmente positiva.

Si bien desde la vertiente técnica de la estrategia resulta vital utilizar los instrumentos y estructuras de cada organización para la consecusión de objetivos, ello no ha sido nunca sinónimo de pasar a llevar valores, beneficios sociales compartidos y mucho menos, la honorabilidad del estratega que tiene en sus manos el futuro de quienes le acompañan. El buen actuar, sea estratégico u operacional, tendrá siempre un mejor diagnóstico y gran desempeño.

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