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Fernanda García

Responsabilidad de liderar

FERNANDA GARCÍA Faro UDD

Por: Fernanda García

Publicado: Lunes 28 de julio de 2025 a las 04:03 hrs.

Fernanda García

Fernanda García

Los líderes de la centro izquierda tradicional no parecen ser conscientes de la responsabilidad que les cabe en esta elección presidencial. Hace unos días, Andrés Zaldívar explicó con elocuencia por qué un DC no podía sentirse representado por la candidatura comunista de Jeannette Jara, ni tampoco permitirse el lujo de confiar en su capacidad de contener la deriva autoritaria marxista. Acertadamente, argumentó que cuando encabeza gobiernos, el PC no parece capaz de mantenerse dentro del cauce democrático, incluso si llega al poder mediante elección popular, como Chávez en Venezuela. Además, admitió, la DC no puede volver a confiar en el compromiso democrático marxista, considerando que ya lo hizo con la UP y el Estatuto de Garantías, cuyo desenlace es conocido. 

Sorprendentemente, tras ese análisis certero, y sin mayor explicación, concluyó que jamás podrá votar por Matthei ni Kast, y puesto en la encrucijada Kast-Jara en segunda vuelta, sostuvo que jamás votará Kast y que su voto secreto lo ejercerá en conciencia.

“Cuando la presidencia puede recaer en una militante comunista, y el control de ambas cámaras permite a una coalición alterar el diseño institucional de forma radical, no es serio llamar a anular sin ofrecer elementos reflexivos que construyan alternativas cívicas”.

Este análisis es legítimo y puede ser aceptable para un ciudadano común. No lo es, en cambio, para líderes políticos de envergadura que, como Zaldívar, han gozado por décadas del respaldo de parte importante de la ciudadanía que ha depositado en ellos la confianza para representarlos y encabezar gobiernos de coalición. El problema, por cierto, no es Zaldívar. Si su posición fuera aislada, también sería aceptable. El problema es que la posición del exsenador es la misma que parece ofrecer gran parte de la dirigencia tradicional de centro izquierda que dio vida a la exConcertación y luego, en parte, al gobierno de la Nueva Mayoría. Se trata de un inexplicable e irresponsable silencio frente al dilema institucional que vive Chile en esta elección presidencial. 

Cuando la presidencia puede recaer en una militante comunista, y el control de ambas cámaras permite a una coalición alterar el diseño institucional de forma radical, no es serio ni aceptable para un líder llamar a anular o a votar en conciencia sin ofrecer elementos reflexivos que construyan alternativas cívicas. Si una segunda vuelta entre un candidato de derecha y Jara no lo representa, el líder y, sobre todo, el grupo de líderes tiene la responsabilidad de ofrecer algo más a la ciudadanía. 

¿No le gusta lo que hay? Entonces, advierta con énfasis que la primaria oficialista no obliga a todo cuando Jadue, líder del partido de la candidata Jara, llama a sobrepasar el Estado de Derecho. Emplace a ese partido a definirse frente a Chile y explicite su convicción democrática.

O bien, levante una candidatura alternativa sin calcular con tanto pudor las pocas posibilidades de éxito que tiene. O avise a las candidaturas de derecha, a las que desecha sin otra razón declarada que la tradición partidista, qué puntos necesita aclarar o rectificar tal o cual candidato para aspirar a contar con su apoyo. ¿Es la “inevitabilidad de las muertes”, la alianza parlamentaria con Kaiser, su posición en materia de aborto, y en fin, lo que sea que les preocupe o confunda lo que se debe rectificar?

Es necesario plantear estas y otras preguntas. No hacerlo -lo que pareciera está ocurriendo- es francamente irresponsable, pero hay tiempo para rectificar. Es la historia la que juzgará.

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