Pensiones: mejorar, no destruir

Ingrid Jones

Es claro que todos compartimos la necesidad de mejorar las pensiones, pero el cambio estructural que el Gobierno propone es malo y lleno de riesgos. Esto principalmente porque los aportes de los trabajadores se registrarán en cuentas ficticias, no individuales, que constituirán un fondo colectivo y donde además se propone la separación de la industria, generando un monopolio estatal en el manejo de los recursos, que podrían llegar a representar el 50% del PIB.

De acuerdo a la última edición del Mercer CFA Global Pension Index (MCGPI) 2022, Chile se ubicó en el lugar 16 (de 44 países evaluados) con 68.3 puntos (de un total de 100). Dentro de las recomendaciones que el informe entrega está otorgar más ayudas a los más vulnerables. También se recomendó aumentar la edad de retiro en mujeres y establecer una edad mínima para acceder a los beneficios en el pilar contributivo (en el caso de pensionarse anticipadamente).

Asimismo, el último Informe del Artículo IV del Fondo Monetario Internacional publicado señala que, sistemas basados en cuentas de capitalización individual incentivan más el ahorro previsional que aquellos con cuentas nocionales o los sistemas de reparto, siendo menos probable que ocurran desequilibrios fiscales. Asimismo, señala que normas de inversión sólidas, con regulación adecuada sobre la gestión de riesgos y activos, y la igualdad de condiciones entre los administradores de inversiones (públicas o privadas) también son fundamentales para fomentar una asignación eficiente de los ahorros y evitar riesgos excesivos. El mismo informe plantea que el actual sistema de pensiones puede mejorarse enfocando las políticas de inversión en el largo plazo ganando mayor estabilidad financiera.

Estos argumentos se suman a los que ya se han hecho presentes en la discusión pública. Entonces, un nuevo sistema de pensiones no debe desconocer los avances que se han realizado en institucionalidad y ganancias de eficiencia en los procesos, como también en lo referido a libertad de elección y resguardo de los ahorros. Esto no significa que no deban hacerse mejoras o cambios al sistema en distintas materias: políticas que fomenten la formalidad laboral e incentiven el ahorro, aumentar las tasas de cotización, disminuir las lagunas previsionales y aumentar las edades de jubilación, entre otras.

El Gobierno ha señalado que la reforma será un incentivo a la formalidad especialmente de aquellos trabajadores de los quintiles más bajos, cuando los efectos de la reforma en el mercado del trabajo van en la dirección opuesta. Por otro lado, la propuesta no considera extender las edades de jubilación de mujeres y hombres, que es una actualización de parámetros que muchos países ya han incorporado.

Es de esperar que cuando en abril próximo se inicie la discusión en particular, se hagan las mejoras que se requieren y se logren los acuerdos que permitan una reforma que sí aumente el ahorro de las personas y les garantice mejores pensiones.