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Fernando Barros

La hora decisiva

Fernando Barros Tocornal Abogado. Consejero de SOFOFA

Por: Fernando Barros

Publicado: Viernes 5 de diciembre de 2025 a las 04:03 hrs.

Fernando Barros

Fernando Barros

Nuestro país sufre las consecuencias de un proceso de deterioro cuyo inicio, o más bien su erupción, se da con el llamado estallido social, en el que una minoría violenta, algunos comunicadores y los infaltables “expertos” en el análisis de una presunta realidad social, determinan que nuestro país, modelo de consolidación institucional en democracia, que derrotaba la pobreza y lideraba el desarrollo social y la generación de oportunidades en Latinoamérica, en unas pocas horas pasaba a ser un desastre, en el que habíamos vivido engañados, que era un territorio invivible y que, por tanto, había que arrasar con él y reconstruirlo desde las cenizas.

En un ambiente de contagio viral, presagio de la pandemia que vendría luego, en una mezcla de embriaguez y euforia colectivas iluminadas por las llamas de la violencia y desahogo de pasiones y frustraciones, se inició un proceso popular para consagrar constitucionalmente el nuevo orden social que la calle exigía con tal profundidad que suponía la demolición de las instituciones y una nueva identidad de Nación y Patria. En ese entorno se entrega el mando del país a un caudillo juvenil, que de los patios estudiantiles y las manifestaciones callejeras había saltado al parlamento y luego, con una proclama gutural que resucitó el espíritu de la retroexcavadora, cautiva a una mayoría con ideas de decrecimiento, gravámenes expropiatorios, cambios revolucionarios y llega a La Moneda.

“Las malas prácticas y la pérdida de norte oscurecen el quehacer tanto público como privado, golpeando el emprendimiento y la inversión, por lo que se requiere que definamos si somos una nación o si seguiremos discriminando entre los chilenos”.

Las consecuencias de esta marea destructora no cesaron con el despertar de Chile cuando el 62% de los chilenos, cual liberación de un embrujo, rechazó el proyecto del nuevo Chile que se presentó. Ello ya que, particularmente en economía, la recuperación es siempre más lenta que la destrucción y requiere que vuelvan las confianzas.

Así, los jóvenes, los pobres, los necesitados, los emprendedores y el país todo ha debido postergar, por casi una década, sus legítimas aspiraciones de desarrollo y superación como consecuencia, primero, de una oposición política despiadada al Presidente Piñera, QEPD, y luego la violencia y los experimentos ideológicos refundacionales que se extienden hasta hoy.

Las malas prácticas y la pérdida de norte oscurecen el quehacer tanto público como privado, golpeando el emprendimiento y la inversión, por lo que se requiere que definamos si somos una nación o si seguiremos discriminando entre los chilenos en base a sus orígenes étnicos, su identificación con ciertas culturas o por otros factores; si el bienestar de las personas y sus posibilidades de desarrollo, progreso y mejor futuro para sus hijos es una prioridad nacional o si se anteponen a las personas las mascotas, las olas, el espíritu de Vitacura, los arbustos y las muchas excentricidades que hemos visto expandirse y, además; si las autoridades del aparato estatal pueden seguir obstruyendo iniciativas o formulando exigencias desmedidas en base a posiciones personales, populismo e interpretaciones abusivas de las leyes.

En unos días Chile debe resolver si otorga un mandato sólido a un nuevo gobierno para dar un decidido golpe de timón, de forma que las leyes, los reglamentos, la administración y todos en nuestro país entendamos que cada exigencia, trámite, dilación y tramitación que no sea realmente necesaria significa horas, días o años que tardará en llegar una oportunidad de empleo para un compatriota, más postergación para su familia y comunidad y la pérdida de oportunidades de crecimiento y éxito para emprendedores, proveedores y prestadores de servicios.

Nuestro país reclama una definición y, por ello, no cabe restarse a pronunciarse si estamos por la vía refundacional del octubrismo y sus seguidores o por tomar el camino del desarrollo con trabajo y seguridad.

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