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Gabriela Clivio

Mujeres en los directorios: más allá de cifras y eslóganes

Gabriela Clivio Economista, Socia Fundadora Vios Consulting

Por: Gabriela Clivio

Publicado: Miércoles 26 de noviembre de 2025 a las 04:02 hrs.

Gabriela Clivio

Gabriela Clivio

Chile avanza. Hace unos años, hablar de cuotas de género o participación femenina en la alta dirección empresarial era novedoso y controversial. Hoy, la Ley Más Mujeres en Directorios no materializa un anhelo largamente postergado, obligando a empresas, ejecutivos y sociedad a revisar con lupa las prácticas, métricas y sobre todo certezas. Esta semana, en el Summit de REDMAD, la presentación de Renée Adams fue un llamado de atención. La académica de Oxford, referente mundial en gobierno corporativo, llegó con un mensaje incómodo, pero vital: si medimos mal el problema, celebraremos un progreso que en realidad no existe y diseñaremos soluciones para el síntoma, no para la enfermedad.

Equivocadamente, se suelen contar cargos en vez de personas, mirando a las grandes empresas listadas que alcanzan cerca de 40% de participación femenina. Sin embargo, al considerar las directoras únicas y a todas las compañías, esta cifra se ubica cerca del 20%. No es lo mismo que “todas las empresas tengan una mujer” a que “más mujeres sean directoras”. Esta distorsión nos hace creer que estamos mejor de lo que realmente estamos. Adams también desmontó uno de los mitos más repetidos: la hipótesis “Lehman Sisters”, esa idea romántica de que con más mujeres en los directorios habríamos evitado la crisis financiera porque las mujeres son “naturalmente más prudentes”. La evidencia muestra exactamente lo contrario: ¿Por qué? Porque las mujeres que llegan a esos cargos no son un espejo de “todas las mujeres”: son personas excepcionales que han debido sortear barreras inmensas y tomar riesgos poco convencionales para estar ahí. Si no entendemos esto, entonces nuestras políticas de diversidad se quedarán en eslóganes.

“La ‘enfermedad de fondo’ no se encuentra solamente en las salas de directorio, sino en las normas sociales que asignan el cuidado a las mujeres”.

Pero el diagnóstico más profundo de Adams apuntó a algo que muchos prefieren ignorar: la “enfermedad de fondo” no se encuentra solamente en las salas de directorio, sino en las normas sociales que asignan el cuidado a las mujeres y dificultan su participación plena en el trabajo remunerado. Los datos internacionales son contundentes: los países con más mujeres trabajando a tiempo completo son apoyadas por sistemas de cuidado robustos y por lo tanto tienen más mujeres participando en directorios. Las empresas no pueden resolver solas este problema estructural, pero sí pueden incidir, usar mejor sus datos y evitar políticas de diversidad superficiales basadas en estereotipos.

¿Y Chile? Si algo quedó claro en este Summit es que nos encontramos en una encrucijada. La Ley Más Mujeres en Directorios es el punto de partida, pero claramente no es la meta. El verdadero progreso ocurrirá cuando este impulso trascienda la exigencia legal y se convierta en cultura, identidad y propósito compartido. Cuando las empresas miren hacia dentro y se pregunten si realmente están aprovechando todo el talento disponible, o si simplemente están cumpliendo con una formalidad. El llamado de Adams fue claro: sostener la agenda de género y diversidad con más investigación, más educación y más coraje, incluso frente al backlash creciente. La evidencia está sobre la mesa. Ahora falta el coraje para actuar en consecuencia.

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