El nuevo Gobierno considera llevar a cabo un ajuste fiscal. ¿Qué efectos puede tener en la actividad? Algunos han sostenido, en forma algo peyorativa, que en un primer curso de macroeconomía se aprende que un ajuste fiscal significativo (2% del PIB) es recesivo, nunca expansivo. En efecto, esa es la conclusión del análisis keynesiano, donde el PIB depende, en el corto plazo, de la demanda agregada. Un ajuste del gasto de Gobierno reduce la demanda y el PIB; la magnitud del efecto depende del impacto de la política fiscal sobre la tasa de interés y el tipo de cambio (Mundell-Fleming).
Sin embargo, en un segundo curso de macro se exploran otros resultados. Existen varios países donde el ajuste fiscal ha sido expansivo (no keynesiano). El caso más reciente puede ser Argentina: un ajuste de gasto de 5% del PIB fue seguido de una caída de 1,3% PIB en 2024, pero se espera un crecimiento de 4,2% y 3% para 2025 y 2026, respectivamente (OCDE). Hay evidencia para Dinamarca e Irlanda en los ‘80 de un ajuste de 2% a 4% del PIB para enfrentar una crisis de deuda que terminó con mayor crecimiento de dos a tres puntos porcentuales. En los ‘90, Holanda y Suecia tuvieron una consolidación fiscal de 4% y 8% del PIB, respectivamente, para hacer frente a una crisis bancaria (Suecia), con incrementos en el crecimiento. En los 2000, Alemania, Estonia e Islandia han experimentado ajustes fiscales de entre 1,5% a 9% (Estonia) del PIB, tras crisis financieras o reformas para incrementar la competitividad. En todos los casos, el crecimiento aumentó a 2,5% - 4%, destacando Estonia, que tras una caída inicial experimentó un crecimiento sobre 7%.
“El mecanismo por el cual actúa el ajuste expansivo es un ‘efecto expectativas de la política fiscal’. En un contexto en que se anticipa una baja de impuestos, tanto el consumo como la inversión adquieren dinamismo”.
No obstante, el caso más cercano a Chile es nuestra propia evidencia pasada: el ajuste de 1985-1989, liderado por Hernán Büchi. A partir de 1985 se redujo la relación gasto/PIB en 10 puntos, desde 32,7% del PIB a 22,4% en 1990. Este se centró en un menor gasto corriente, permitiendo transitar de un déficit fiscal de 3,7% del PIB en 1985 a un superávit de 5,4% en 1989. Paralelamente, se diseñó una reforma tributaria cuyo objetivo era estimular el ahorro e inversión, reduciendo la tributación sobre las utilidades reinvertidas y distribuidas e integrando el impuesto de personas y empresas y se bajó el IVA a 16%. A partir de 1985, la economía recuperó altas tasas de crecimiento, con un promedio anual de 6,2% durante 1985-1990; el consumo alcanzó un crecimiento promedio de 6,3% y la inversión 14,2%.
¿Qué aspectos comunes tienen estos episodios? Los ajustes recortan gasto corriente y se bajan simultáneamente impuestos, o se insinúa que se reducirán en el futuro. Con frecuencia ocurren en países que han tenido una crisis de deuda, financiera o bancaria.
El mecanismo por el cual actúa el ajuste expansivo es un “efecto expectativas de la política fiscal”. En efecto, la consolidación fiscal constituye un “cambio de régimen”, señalando la intención de disminuir de manera permanente la participación del gasto público y mejorar su eficiencia. En este contexto, donde se anticipa una baja de impuestos, tanto el consumo como la inversión adquieren dinamismo, como fue el caso de Chile en 1985-1990.
En resumen, un ajuste fiscal que disminuye gasto -en particular, en programas mal evaluados-, combate la corrupción y reduce la carga tributaria al constituir un nuevo régimen fiscal puede ser expansivo.
Instagram
Facebook
LinkedIn
YouTube
TikTok