Un mercado laboral que sigue estancado
Los últimos datos de la encuesta de empleo del INE confirmaron, una vez más, que el mercado laboral no repunta. La tasa de desempleo se mantuvo en niveles elevados, al situarse en 8,7% en mayo-julio, muy por sobre el promedio prepandemia, con un incremento en el caso de las mujeres que vuelve a acercarse a los dos dígitos. A ello se sumaron alzas en los segmentos de jóvenes y de mayores de 55 años, grupos en los que la proporción de desocupados ha aumentado de manera significativa en los últimos años, todo lo cual evidencia un mercado laboral con brechas persistentes y crecientes dificultades de inserción para los grupos más vulnerables.
Las cifras reflejan que tasa de ocupación se mantiene distante no solo del escenario previo a la crisis sanitaria, sino también del promedio de los países OCDE. La brecha es especialmente marcada en el caso de las mujeres, donde menos de la mitad en edad de trabajar (47,7%) participa en el empleo. Como resultado, el país registra cerca de 293.000 empleos menos, lo que afecta en mayor medida a los grupos descritos.
En los últimos 12 meses se han creado cerca de 73.000 puestos de trabajo, uno de los registros más bajos desde que se dispone de cifras del INE, excluyendo los años de pandemia. En este marco, aunque en los trimestres previos el empleo formal mostró cierto dinamismo, de la mano de una baja en el número de trabajadores informales, los últimos datos reflejan una moderación en las tasas de crecimiento de este segmento, con un cambio en su composición, lo que abre dudas sobre su sostenibilidad. A juicio de expertos, es necesario aún un mayor análisis de esta trayectoria para discernir si se trata de un cambio estructural o si es más bien un ajuste solo transitorio.
Por el lado de la demanda laboral, el panorama tampoco es favorable. El índice de avisos de empleo del Banco Central cayó 2,6% en el primer semestre, su nivel más bajo para el período desde 2020; mientras que los despidos por necesidad de la empresa, según la Dirección del Trabajo, aumentaron 20%.
La recuperación del empleo exige un enfoque que combine crecimiento, productividad y condiciones regulatorias que incentiven la contratación formal. No se trata solo de ampliar la cantidad de puestos disponibles, sino de asegurar que éstos sean sostenibles y capaces de integrar a mujeres, jóvenes y trabajadores mayores, los segmentos hoy más rezagados.
En este contexto, resulta esencial que la discusión política incorpore al empleo como un eje prioritario. Más allá de las diferencias programáticas, es clave que quienes aspiran a gobernar reconozcan que sin un mercado laboral dinámico y formalizado no habrá bases sólidas para el crecimiento económico ni para la cohesión social. El desafío de generar condiciones para que el trabajo vuelva a ser motor de movilidad y bienestar trasciende coyunturas y candidaturas, es un compromiso de Estado.