El 23 de abril vence el plazo para que se inscriban las listas que competirán por la dirección de la Democracia Cristiana. En medio del complejo ambiente que prevalece en el falangismo -que atraviesa una de sus peores crisis-, el único consenso pareciera apuntar a la necesidad de que el próximo presidente logre dar gobernabilidad a la tienda.
De ahí que si bien son tres los nombres que más han sonado, el exministro Alberto Undurraga, el senador Francisco Huenchumilla y el exdiputado Fuad Chahín, sea este último el que concita más posibilidades, pues no sólo es el que con certeza estará en la papeleta el 27 de mayo, cuando los militantes deban concurrir a las urnas, sino también porque en estos meses ha logrado concitar un respaldo transversal.
Aunque el senador cuenta con el respaldo de la mayoría de sus correligionarios en la Cámara Alta, en su entorno admiten que no tiene una plataforma sólida de apoyo a lo largo del país, a diferencia de Chahín, con quien ya compitió en las pasadas parlamentarias por la Novena Región.
Aunque Huenchumilla logró imponerse en esa ocasión, en el partido estiman que en la elección interna el exdiputado “lleva la delantera” si se diera el escenario impensado de que tuviera que competir con el senador o con el exministro. Sobre este último, se especula que incluso podría terminar bajando su opción.
En este sentido, uno de los escasos diputados que se inclina por el senador, admite que dado que éste recién se abrió a la posibilidad de competir por la presidencia del partido el lunes recién pasado, no es fácil que pueda ganarle a Chahín en tan poco tiempo, ya que el exdiputado ha recorrido todo el país y generado una fuerte plataforma de respaldos. Y adelanta que lo que podría ocurrir es que Undurraga y Huenchumilla llegaran a acuerdo para enfrentar juntos a Chahín.
La senadora Yasna Provoste fue una de las que conversó con el senador para convencerlo de levantar su candidatura. Ella admitió ayer que “me gustaría” que postulara por la presidencia e, incluso, lo calificó de “tremendo líder”. Pero también apuntó a la necesaria gobernabilidad de la colectividad: “Esperamos que el proceso de elecciones internas, con las candidaturas que sean, con la conformación de listas que finalmente concluya ese proceso, no sea una situación que tensione aún más a la Democracia Cristiana”, sino que dé cuenta de una “mayor unidad” interna.
La ventaja que ha sacado Chahín ante sus eventuales competidores ha derivado en apoyos incluso de fuerzas con las que en el pasado estuvo en trincheras opuestas, como es el caso de gran parte de la disidencia representada en la Cámara por los diputados Gabriel Silber y Gabriel Ascencio, entre otros.
Silber tiene la convicción de que la DC necesita “un presidente que privilegie el sentido de equipo que mire al partido hacia adentro y lo prepare para las próximas elecciones, más que busque una plataforma para autoperfilarse”, y estima que “Chahín ha entendido lo que demanda la militancia DC”.
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