"Representa el recambio generacional de los penalistas chilenos". Así describen sus más cercanos a Julián López (48), esto luego de ver su desempeño en la concurrida conferencia de prensa citada luego de que la Fiscalía pidiera la audiencia de formalización en contra de 5 ejecutivos de Penta y del ex subsecretario de Minería, Pablo Wagner.
La seguridad y convicción que mostró López al presentar la condición de sus defendidos -Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín- fue comentario obligado en los pasillos de los principales estudios de abogados del país.
"Lo hizo muy bien. Su discurso fue muy bien estructurado y de alguna manera, le quitó presión a sus propios clientes...", explica Andrés Jana, reconocido abogado y ex compañero de universidad de Julián López.
Al profundizar en su análisis, calificó su declaración como "oportuna" -al hacerlo después del pronunciamiento de la Fiscalía- y profesionalmente muy valiente y bien calculada. "Esto habla de la madurez profesional que ha alcanzado Julián, quien hoy tiene una posición suficiente para ser el vocero de un caso como éste".
Jana, lo conoce de sus tiempos de estudiante en la escuela de Derecho de la Universidad de Chile, donde también compartió aulas con Lucas Sierras, Alejandro Ferreiro y Sabas Chahuán, entre otros.
Además, fue ahí donde conoció a su señora, Mónica Van der Schraft, hoy socia de Cariola Díez Pérez Cotapos, con quien tiene tres hijos.
Este magallánico tiene en común con su socio Davor Harasic (Harasic & López) no sólo un proyecto profesional, sino también intereses académicos, siempre vinculados al tema procesal penal, donde López ha participado prácticamente desde su gestación. De hecho, publicó junto a María Inés Horvitz la obra "Derecho Procesal Penal Chileno", que es catalogado como el "libro principal" de esta materia en el país.
Pacto con Bofill
Pero un capítulo imposible obviar en su historia es su estrecha amistad y vínculo laboral con Jorge Bofill. "Aunque son de distintas generaciones han tenido una trayectoria común", agrega un colaborador de López.
Tras su regreso de Harvard -donde realizó un postgrado tras egresar-, en el año 2001 se metió de lleno en la implementación de la reforma, donde junto a Bofill trabajaron en las capacitaciones a fiscales, jueces y defensas.
Ese fue el inicio de una larga relación profesional y de amistad. "Han trabajado en la academia, en el Colegio de Abogados, en Libertades Públicas -donde López impulsó un nuevo código de Ética- , y por último, en el ejercicio profesional la consigna es el complemento. Ellos tienen una especie de pacto de no agresión, es decir, nunca van a litigar uno contra el otro", agrega otro de sus cercanos.
Esto último no es muy difícil de comprobar. En el caso Cascadas, por ejemplo, mientras Bofill representa a Julio Ponce, por su parte, López asumió la defensa de Aldo Motta. En el caso Penta se dió algo similar, de hecho fue Julián López quien recomendó a Bofill para que éste asumiera la defensa de Carlos Bombal y Manuel Antonio Tocornal (ambos próximos a ser formalizados), además de Marcos Comparini.
Con todo, Julián López se ha sabido ganar el respeto de sus pares, quienes lo reconocen por su "extraordinaria" probidad y ética, además de destacar sus destrezas como litigante. "Es un hombre muy metódico, no descuida detalles. Además de ser un muy buen estratega, también hace el trabajo "hormiga"...no sólo tiene claro el fin, sino también cómo llegar a él y por último, siempre va a tener claro el plan B, C y D en todos los casos que lleva", destacan sus cercanos.
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