POR S.BURGOS/A. POZO
Primero fue Carlos Heller quien encendió la luz de alerta de que algo estaba pasando en Falabella, al declarar que quería tener un rol más activo en la firma. Luego, fue Carlo Solari (nuevo vicepresidente de Falabella, hijo de Reinaldo), quien abrió un nuevo foco de atención sobre la gigante del retail, al señalar que quería ser un “director presente”. Y finalmente, fueron las declaraciones tras la junta de accionistas del martes pasado, cuando se informó que la consultora McKinsey estaba asesorando a la compañía. Todas estas señales vinieron a confirmar que los controladores están ajustando las piezas.
¿Qué está pasando
en Falabella?
Hasta el minuto, lo que ha salido a la luz pública es que los accionistas que conforman el pacto controlador con el 83,6% de la propiedad, quieren modificar el acuerdo de actuación conjunta que firmaron en julio de 2003, cuando se produjo la fusión entre Falabella y Sodimac, y que para ello contrataron a la firma consultora McKinsey.
Pero la actuación de McKinsey iría más allá del pacto de accionistas. Su misión será meterse de lleno en el funcionamiento de la compañía, en cómo se organiza su gobierno corporativo y, en cómo se producirá el proceso de sucesión una vez que Juan Cúneo, deje la presidencia.
“Todo este cambio que se quiere hacer tiene directa relación con el tema de la organización de las decisiones”, señala una fuente cercana al grupo. Comenta que el tema se desordenó con la salida de Alfredo Moreno de la compañía. “La pieza clave aquí era Moreno, él era el candidato obvio para suceder a Juan Cúneo, porque tiene más experiencia, más edad, lo cual no significaba un salto generacional tan grande y, por sobre todo, porque el tipo es un genio, no sólo en los negocios, sino también en términos de inteligencia emocional. Las tenía todas para ser la figura de transición entre Cúneo y la nueva generación. Pero su partida al gobierno cambió los planes y ahora hay que reorganizar la casa con otra estructura”, agrega.
El aterrizaje de Carlo
La llegada de Carlo Solari y su mayor protagonismo en la empresa estaba clara desde hace años. De hecho, su nombre como figura emergente en la conducción de Falabella quedó en evidencia cuando se confeccionó el pacto de accionistas con la familia del Río. En esa oportunidad, apareció por primera vez vinculado a Falabella. En esa oportunidad se indicó que la elaboración del pacto fue su bautizo de fuego. Hoy su llegada marca una nueva etapa.
No es que no tenga méritos para asumir este gran desafío. Quienes lo conocen aseguran que es bien mateo, trabajador y que “se va a meter a concho en esta cuestión”.
Aclaran las fuentes que a diferencia de Juan Cúneo, Carlo es más analítico que ejecutivo. Es ingeniero, matemático, con bastante personalidad y carácter fuerte. De Juan Cúneo, también comentan que tiene un carácter fuerte, cambiante e impredecible, pero que a diferencia es totalmente de acción, de instinto.
Por esta razón, señalan cercanos a Falabella, que la misión de McKinsey será trabajar en una estructura operativa de toma de decisiones. “Por ejemplo, deberá establecer si es necesario que los directores estén presentes en todas las filiales importantes del grupo como ocurre hoy”. De hecho, hasta antes del cambio de directorio de este martes -que marcó la salida de Reinaldo Solari y José Pablo Arellano y el ingreso de Carlo Solari y Carolina de Río-, los directores de Falabella eran los mismos de CMR. Además la gran mayoría de ellos como Juan Cúneo, Cecilia Karlezi, Juan Carlos Cortés, Carlos Heller y José Luis del Río se repiten en la mesa directiva de Sodimac.
Una fuente explica que la misión de McKinsey también será establecer cómo se organizarán los negocios. “Habrá que ver cómo se manejan los países, si es por líneas de negocio o no, si todas las decisiones se toman desde Chile, si se opera con la figura de country manager o por línea de negocio.
El bullado Pacto
de Accionistas
Otro de los temas importantes que se está analizando en Falabella es el pacto de accionistas que controla la compañía.
En este alianza -en cuya confección tuvo una actuación relevante el actual ministro de Relaciones Exteriores, Alfredo Moreno-, se establecieron una serie de “amarras” que hoy comienzan a incomodar a sus miembros. “Es muy estricto. A lo mejor hay socios que quieren tener la libertad de no estar juntos o de poner parte de sus acciones en el mercado, es una propiedad demasiado concentrada”, señalan las fuentes.
En 2003, cuando se creó el pacto de accionistas, se buscó una fórmula tal que la compañía no quedara en manos de un solo controlador, sino más bien en tres bloques: Reinaldo Solari, Juan Cúneo y Sergio Cardone por un lado; las hermanas Liliana, María Luisa y Teresa por otro; y la familia del Río junto a Alfredo Moreno en un tercer bloque.
Además las condiciones establecen que si uno de los miembros pretende vender su participación, antes debe ofrecer su paquete accionario al resto de los accionistas.
“Puede ser que las decisiones quieran liberalizarla un poco. Aunque no descarto que también puede tener que ver con la división que ha tenido la familia del Río de sus negocios”, señala una fuente.
Sea lo que sea, Falabella no será la misma. Al menos es la misión encargada a McKinsey.
VER MÁS
MARKET DATA
<%userdata?.email%>
Editar perfil
Credencial
Salir
(Twitter)
Instagram
Facebook
LinkedIn
YouTube
TikTok
Alto contraste
