La planta de Intel que se transformó en el pilar de la economía de Costa Rica

La instalación, que pudo haber estado en Chile, da trabajo a más de 5.000 trabajadores. Las exportaciones de chip y procesadores generan unos US$ 1.300 millones anuales.

Por: | Publicado: Sábado 8 de octubre de 2011 a las 05:00 hrs.
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Por Trinidad Maturana

Enviada especial a Costa Rica

En plena Ribera de Belén, distrito ubicado en el corazón de Costa Rica, se yergue una imponente estructura que se plantea como uno de los pilares de esta economía centroamericana. Se trata de la planta de ensamblaje de Intel, un coloso emplazado en un área de 55 hectáreas con 33 mil metros cuadrados construidos y que bien pudo haber estado en Chile.

La enorme instalación que alberga a más de 5.000 empleados consta de un edificio comercial y tres galpones donde se arman y ensamblan como piezas de Lego los chips, micro chips, procesadores y servidores de computadores y aparatos móviles que viajan a toda América y al resto del mundo.

La de Costa Rica es una de las cuatro plantas de ensamblaje a nivel mundial (también hay en Malasia, Vietnam y China) de Intel, que se suman a otras siete de fabricación de procesadores y las oficinas comerciales repartidas en todo el mundo. Todas ellas dan trabajo a unas 82.000 personas.

En plena zona selvática

La planta que por primera vez se muestra a la prensa -con motivo del Intel Editor’s Day- se levantó en 1997, en una zona selvática con temperaturas promedio de 25 grados y 94% de humedad. Partió con “apenas” 500 empleados y un presupuesto de US$ 500 millones, pero hoy es un monstruo que emplea a 5.300 trabajadores, de los cuales 2.800 corresponden a empleos directos y 2.500 a subcontratados, los que principalmente prestan servicios como seguridad y aseo.

¿Por qué Intel, el mayor fabricante de procesadores de computadores del mundo, decidió instalarse en este país de Centroamérica? “Costa Rica daba garantías políticas, contaba con una fuerza de trabajo educada y ofrecía buena conectividad e infraestructura”, explica el gerente general de la firma en ese país, Mike Forrester.

Pero en 14 años mucha agua ha corrido bajo el puente y la planta no sólo ensambla los famosos ‘Pentium’ o ‘Core i’. Intel Costa Rica cuenta con cerca de 300 ingenieros que trabajan en el desarrollo y diseño de nuevas piezas, las que se complementan con equipos de tecnologías de la información (TI).

Ambos equipos hoy no trabajan en el lugar donde está emplazada la fábrica, sino que se encuentran repartidos por el resto del país buscando el desarrollo de nuevos y más reducidos productos de innovación.

El peso de la planta en la economía

Pero la planta no es sólo motivo de orgullo para las autoridades locales, también es un pilar fundamental de su economía debido a los millonarios ingresos por concepto de exportaciones. 
Cifras de 2010 muestran que la producción de Intel representa el 4% del Producto Interno Bruto (PIB) de Costa Rica, lo que equivale a más de US$ 1.700 millones.

Sin embargo, la planta de Costa Rica no es la única que tiene la empresa en Latinoamérica. A ésta se suman la planta de Guadalajara, en México, y el Centro de Excelencia emplazado en Córdoba, Argentina, donde ingenieros y técnicos también trabajan diseñando nuevos software que permitan continuar con la denominada ley de Moore, la que básicamente postula que cada dos años la marca debe lanzar al mercado un nuevo procesador, más pequeño en tamaño, pero con mayor capacidad y potencia.

Es así como para enero de 2012 la compañía lanzará al mercado los nuevos procesadores con tecnología de 22 nanómetros. Es decir, de los de 32 que existen hoy, el número de conexiones de cada uno disminuirá en 10 nanómetros, lo que hace que el chip sea de menor tamaño y a una mayor velocidad. Costa Rica ensamblará cerca del 80% de estos nuevos procesadores.

Aunque algunas firmas de estadísticas han ajustado sus estimaciones de crecimiento de la demanda de computadores, en Intel hay optimismo de cara al futuro. Según cálculos de la firma, se venderán cerca de un millón de computadores por día el próximo año. Del total, dos de cada tres serán comprados en países emergentes y dos tercios de ese universo serán adquiridos por personas.

Intel en Chile: Sin planta, pero sí como conejillo de indias

Pese a los miles de kilómetros de distancia que separan a los dos países, la famosa planta de Intel en Costa Rica está íntimamente ligada a Chile. Es que nuestro país era otra de las alternativas que tenía el fabricante estadounidense para instalarla.
Sin embargo, una serie de garantías que solicitaba la firma a los gobiernos de turno (Eduardo Frei en ese momento en Chile) hizo que el mayor fabricante de procesadores de computadores del mundo optara finalmente por la economía centroamericana, hecho que no estuvo exento de polémica.
“Haber quedado segundos o últimos es lo mismo porque planta hay una sola. Siempre hay una etapa de negociación y ahí Costa Rica hizo la diferencia”, comenta el gerente de la compañía para el cono sur, Esteban Galuzzi.
Pese a todo, el ejecutivo confirma que Chile es un mercado tipo ‘conejillo de indias’ en América Latina, donde se testean los nuevos productos o programas de la compañía.
“Para nosotros Chile es un laboratorio donde vamos observando qué va pasando, y va marcando el ritmo de que va a ser el resto de Latinoamérica”, agrega Galuzzi.
En el mercado chileno, la actividad de la firma estadounidense se divide en dos grandes áreas. La primera es en torno a lo comercial y la relación de la compañía con fabricantes locales que estén interesados en la compra de chips y la segunda, el desarrollo de los programas de educación que, a nivel mundial, ofrece la firma.
Entre ellos, la prueba del “Intel Learn”, iniciativa con la que se busca que los estudiantes en etapa escolar aprendan destrezas técnicas a través del desarrollo práctico se aplicó, a principios del año  2000, por primera vez en el mundo en Chile, y fue finalmente, en 2006 que el programa se instala de manera definitiva.

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