Kathleen Barclay

Reflexiones a un año de la Agenda de Energía

Quizás el desafío más relevante hoy, no solo del sector energético, es el relacionamiento con las comunidades y la licencia social de los proyectos

Por: Kathleen Barclay | Publicado: Martes 16 de junio de 2015 a las 04:00 hrs.
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Ya se cumplió un año desde que el Gobierno dio a conocer su Agenda de Energía, motivo por el cual la Cámara Chileno Norteamericana de Comercio, AmCham Chile, a través de su Consejo Empresarial de Energía Chile–EEUU, convocó a los principales actores de esta industria, tanto del sector público como privado, para reflexionar en torno a esta materia.

Este diálogo mostró un consenso en cuanto a los avances del sector. Por ejemplo, sobre la creación de espacios de participación ciudadana orientados a discutir acerca de los lineamentos de una política energética de largo plazo, aquello que el ministro Máximo Pacheco denomina la "gestión social". Éste es un camino adecuado y, por lo demás, validado en países desarrollados -como Estados Unidos- que han pasado por estos procesos en diversas industrias en el pasado.

Asimismo, destacaron como positivo el resultado de la última licitación de suministro para clientes regulados, en la cual se abrió un espacio para nuevos actores, sobre todo en energías renovables no convencionales, y obtuvo un precio promedio 17% inferior respecto de la licitación anterior.

Estos logros son sin duda muy significativos, sin embargo, para poder tener una política energética validada y mantener una economía competitiva, hay temas en los cuales se sugirió seguir avanzando. Por ejemplo, en materia de shale gas hay desafíos estratégicos para Chile, como aprovechar las oportunidades que presenta el desarrollo de la industria en Estados Unidos. Para ello, AmCham ha organizado misiones y generado talleres para promover la colaboración entre ambos países.

Otro desafío relevante lo presenta la transmisión de energía, un elemento clave a la hora de generar competencia en el sector y para el cual el Gobierno está elaborando un proyecto de ley. En este contexto, AmCham organizó la semana pasada la mesa redonda La Columna Vertebral del Proyecto de Ley de Transmisión, con el objetivo de generar un espacio de conversación público-privado en torno al resultado del proceso participativo realizado por la Comisión Nacional de Energía y a los lineamientos de este proyecto que próximamente será enviado al congreso.

En este sentido, es importante que el sistema de transmisión fomente la competencia en el mediano y largo plazo y, consecuentemente, permita reducir precios; así como que incentive el desarrollo de polos de generación de energías renovables no convencionales. Otro aspecto con un mayor grado de complejidad es la definición de trazados, no sólo desde la perspectiva económica, sino también desde su compatibilidad con factores ambientales y sociales que tienen incidencia directa en su materialización.

Este último punto se conecta a un tercer desafío y quizá el más relevante en la actualidad, no solo del sector energético, sino de manera transversal en las diversas industrias presentes en el país: el relacionamiento con las comunidades y la licencia social de los proyectos.

Son de público conocimiento los esfuerzos de la autoridad por avanzar en esta temática mediante espacios participativos en el marco de la Agenda de Energía, la cual contempla la elaboración de un proyecto de ley en esta materia. Sin embargo, sobre todo en aspectos sociales, las leyes son condiciones necesarias, pero no suficientes.

Para reflexionar y compartir experiencias en este ámbito, el Comité de Sustentabilidad ha realizado dos talleres para los socios de AmCham, en los cuales se ha percibido el interés de las empresas por asumir un rol proactivo en el relacionamiento con las comunidades en las que están insertas sus operaciones e incorporarlas como un valor estratégico para su negocio.

Compañías y comunidades deben escucharse, ser flexibles y sobre todo ser conscientes de los tiempos requeridos para generar las confianzas necesarias que permitan el desarrollo de proyectos que alinien las expectativas y necesidades del país, la sociedad y las empresas. Sólo así se impulsará el crecimiento local a lo largo de Chile y, a la vez, la inversión en el país.

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