Elección de consejero del Banco Central

En diciembre finaliza el período de diez años del actual consejero y presidente del Banco Central, José de Gregorio. Y La Moneda ya inició consultas para definir las opciones a su alcance para enfrentar la elección de un nuevo integrante de la máxima instancia del instituto emisor.

Lo preocupante, es que el gobierno incluso buscó aclarar si el consejo de la entidad monetaria podría funcionar o no sólo con cuatro de los cinco miembros.

Si bien esta alternativa es factible, a todas luces resulta del todo inconveniente. Un accionar de este tipo -aunque tentador para evitar debates bizantinos- no sólo pondría en entredicho la capacidad de gestión de la actual administración, sino que atentaría contra la valorada institucionalidad del banco, basada desde comienzos de los ‘90 en la autonomía y en su carácter técnico.

Así, por más adverso que sea hoy para el gobierno el escenario en el Senado -que es la instancia que debe aprobar el candidato propuesto por el presidente de la República-, no puede eludir su reponsabilidad y, más bien, debe demostrar la capacidad de conseguir ciertos respaldos.

El punto de partida es complejo. A la tirante relación con la oposición, se une el antecedente de que en ese reducto y, en particular en la Democracia Cristiana -donde milita De Gregorio-, se asume que el próximo consejero debiera tener una sensibilidad concertacionista. Y aunque esto no es congruente con el carácter técnico y autónomo que se destaca del banco, al final siempre es un ingrediente de negociación.

Más allá de los análisis, lo relevante es que la administración Piñera se alinee con una alternativa que fortalezca la institucionalidad del Banco Central.