Paramount vs. Netflix: las claves para entender una operación de película
Lo que parecía un acuerdo sellado para que Netflix adquiriera una parte del negocio de Warner Bros, cambió radicalmente esta semana con la irrupción de Paramount y su oferta hostil de US$ 108.000 millones. Con una fecha límite fijada para el 8 de enero, los accionistas deben decidir el futuro de la compañía. Aquí, las claves del conflicto.
Por: Equipo DF MAS
Publicado: Sábado 13 de diciembre de 2025 a las 21:00 hrs.
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Por qué Warner
Para entender la carrera por el control de Warner Bros. Discovery, hay que retroceder a mediados de este año, cuando David Zaslav, su CEO, tomó una decisión que el mercado interpretó como un cartel de venta. El ejecutivo anunció que partiría el conglomerado en dos, tras constatar que la fusión creada tres años antes no lograba convencer a Wall Street.
El plan de Zaslav fue una cirugía mayor para separar dos clases de negocios. En una nueva sociedad quedarían aislados los activos del cable tradicional -incluyendo CNN, TNT y Discovery-, negocios que generan flujo de caja, pero cuyo modelo va en picada por el corte de cables masivo en Estados Unidos. En la otra vereda, lista para ser vendida, quedaba la “joya de la corona”: los estudios de cine y televisión, más la plataforma de streaming HBO Max.
Al quitarle el lastre de la TV, Warner se volvió instantáneamente el activo más deseado de Hollywood.
Esta no es una compra cualquiera. Quien se quede con estos activos no sólo adquiere estudios de grabación, sino que comprará el archivo cultural más profundo de Occidente. Desde Harry Potter y Batman hasta Game of Thrones y Barbie, Warner posee todo para dominar la taquilla y el streaming por las próximas décadas.
Es, han dicho analistas, la pieza que le falta a Netflix para validar su estatus en la élite cinematográfica y la última oportunidad para que un conglomerado tradicional como Paramount intente sobrevivir en la era digital.
La guerra de las dos ofertas
Sobre la mesa del directorio de WBD hay hoy dos propuestas que no podrían ser más distintas. La opción “oficial”, apoyada por el directorio de la compañía, es la de Netflix. La plataforma de streaming puso sobre la mesa cerca de US$ 82.700 millones para llevarse sólo los activos de crecimiento -los estudios y HBO- una vez que se concrete la división de la empresa. La oferta es mixta: US$ 23,25 en efectivo y US$ 4,50 en acciones de Netflix por cada papel de Warner. Para Zaslav, esta es la salida ideal y la que es más eficiente a largo plazo.
Pero el guion cambió de golpe con la entrada de Paramount Skydance. Tras distintas ofertas rechazadas, el grupo liderado por David Ellison optó por la vía agresiva: una oferta hostil a los accionistas. Su propuesta es la siguiente: US$ 30 por acción, todo en efectivo, valorando la compañía en más de US$ 108.000 millones. A diferencia de Netflix, Paramount lo quiere todo: incluido el “problemático” negocio del cable.
Una “oferta hostil” ocurre cuando el comprador decide ignorar un “no” del directorio de la empresa objetivo y se dirige directamente a los accionistas, pidiéndoles que vendan sus papeles, generalmente a un precio premium sobre el mercado. Esta táctica agresiva busca atacar a la administración (en este caso, a David Zaslav y su mesa) para forzar un cambio de control.
Ahora la pelota está en la cancha de los accionistas, que enfrentan un dilema: aceptar el plan de la administración con Netflix, que promete sinergias a largo plazo pero paga menos, o tomar el dinero rápido de Paramount. El directorio de Warner insiste en que el acuerdo con Netflix es superior, pero la presión fiduciaria es grande, ya que rechazar una oferta en efectivo significativamente más alta podría desatar una ola de demandas de inversionistas.
Y ojo, la oferta de Paramount vence el 8 de enero.
Los protagonistas
Por el lado de Paramount Skydance, el peso recae en la familia Ellison. La cara visible de la oferta hostil es David Ellison, CEO de la compañía. Hijo del fundador de Oracle, creó en 2006 Skydance Media, firma que se fusionó en agosto de este año con Paramount. Piloto acrobático y productor, estuvo a cargo de éxitos de taquilla como Top Gun: Maverick, Misión: Imposible y las franquicias de Star Trek y Terminator. Es respetado en la industria por tener una visión centrada en la tecnología y la propiedad intelectual.
Si bien David dirige, la operación no flota sin el apoyo de su padre: Larry Ellison. Es el segundo hombre más rico del mundo (después de Elon Musk) y fundador de Oracle, empresa de la que es presidente ejecutivo. Él es el soporte financiero de la compra. Fue de los primeros inversionistas en Tesla (donde fue director hasta 2022) y posee un imperio inmobiliario, principalmente en California y Japón, además de ser dueño del 98% de la isla de Lanai en Hawái. Es fanático de la aviación y el tenis. A los Ellison se suma el capital de la firma RedBird; Jared Kushner (a través de Affinity Partners) y los fondos soberanos de Medio Oriente.
En la vereda de WBD la figura central es David Zaslav, su CEO, quien lideró personalmente la negociación con Netflix para vender los activos de estudio y streaming.
Desde Netflix, los protagonistas son los co-CEOs Ted Sarandos y Greg Peters. Sarandos, a cargo de las relaciones con Hollywood desde el año 2000, lideraba la jugada previa a la oferta hostil con foco en el contenido: cómo integrar HBO y los estudios Warner al ecosistema Netflix. Peters, en tanto, ha puesto el foco en la ejecución técnica y en cómo escalar los activos de WBD para hacerlos más rentables.
La trastienda
Lo que terminó en una oferta hostil comenzó con negociaciones que no llegaron a puerto. Según los documentos revelados ante la SEC, la ofensiva de los Ellison por Warner Bros no fue impulsiva.
Hace unos meses David y Larry Ellison recibieron a David Zaslav en su residencia de Beverly Hills. La comida buscaba sellar una alianza entre familias, pero finalmente las posiciones se enfriaron. Paramount realizó seis ofertas en las semanas siguientes, pero todas fueron rechazadas por el directorio de Warner.
El quiebre definitivo fue el 4 de diciembre. Mientras Zaslav cerraba en secreto el trato con Netflix, David Ellison le envió un mensaje de texto al CEO de Warner: “Sería el honor de una vida ser tu socio“. Zaslav nunca contestó. Al día siguiente, Warner anunció su pacto con Netflix.
Los Ellison, sintiéndose traicionados, decidieron saltarse a la administración y lanzar el ataque directo a los accionistas. Las ofertas hostiles no son un terreno nuevo para la familia: en 2004, Oracle capturó a su rival PeopleSoft tras una batalla de 18 meses. Desde entonces, esa transacción ha sido considerada el manual de referencia de las adquisiciones agresivas en tecnología.
La “Troika” del Golfo
Para financiar su oferta hostil de US$ 108.000 millones, David Ellison tuvo que armar una arquitectura financiera que ha encendido alarmas en Wall Street y Washington. Si bien la deuda cubre una parte, la clave estaba en reunir el dinero fresco (equity) para pagarle a los accionistas. Según los documentos de la SEC, Paramount aseguró una inyección de US$ 24.000 millones proveniente de una alianza inédita entre tres rivales históricos: Arabia Saudita (PIF), Emiratos Árabes Unidos (L’imad Holding) y Qatar (QIA). Estos tres fondos soberanos pondrán casi el 60% de los US$ 41.000 millones de capital propio necesarios para la compra.
Aunque Paramount ha diseñado una estructura de “inversionistas silentes” -sin derecho a voto ni asientos en el directorio- para evitar el veto del Comité de Inversión Extranjera (CFIUS), el mercado lee la jugada con preocupación. El interés, según fuentes cercanas a la negociación citadas por el Financial Times, responde a la estrategia de diversificación económica. Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos buscan vincular sus inversiones en infraestructura turística local -como el parque Warner Bros. World en Abu Dhabi o los proyectos de entretenimiento en Riad- con la propiedad intelectual matriz de los estudios de Hollywood.
Sin embargo, la óptica de que tres autocracias de Medio Oriente financien la adquisición de un bastión del periodismo estadounidense como CNN genera una tensión ineludible.
El riesgo es que, pese a la renuncia formal al voto, la magnitud del cheque otorgue una influencia gravitacional difícil de ignorar. Aquí es donde entra el factor político interno: parte de estos flujos se canalizan o coinvierten junto a Affinity Partners, la firma de Jared Kushner, yerno de Donald Trump.
Trump Factor
La operación no sería lo mismo si no estuviera Donald Trump involucrado. Su yerno Jared Kushner, casado con Ivanka Trump, participa como inversionista de la oferta de Paramount a través de Affinity Partners, firma que coinvierte junto a los fondos soberanos árabes que respaldan la OPA hostil. Para blindar la compra ante la Casa Blanca, este grupo declaró renunciar a cualquier rol en el futuro directorio, buscando acelerar su tramitación regulatoria.
Pero el lobby ha sido directo. Según informó The Wall Street Journal, Larry Ellison llamó a Trump apenas se anunció el acuerdo con Netflix para advertirle que esa transacción afectaría la competencia. Su hijo David fue más allá: viajó a Washington para dar garantías al Presidente de que, si logran el control de Warner, harán cambios editoriales en CNN.
El gobierno federal tiene la última palabra y el propio Trump ha dicho que “participará personalmente en esa decisión”. Aunque el mandatario aseguró tras reunirse con el CEO de Netflix, Ted Sarandos, que ninguno de los contendientes es “especialmente su amigo”, ya advirtió que la oferta del streaming podría enfrentar problemas antimonopolio por tener una “cuota de mercado muy grande”.
Pánico en Hollywood
Mientras Wall Street aplaude la operación, los sindicatos de Hollywood están en alerta. La industria, que apenas se recupera de las huelgas históricas de 2023, sabe que, de consolidarse alguna venta, se generarán despidos masivos. El trauma es la compra de Fox por Disney en 2019 que eliminó más de 4.000 empleos. Las proyecciones actuales son igual de complejas: si gana Paramount, los analistas estiman un recorte de al menos 6.000 puestos para lograr los US$ 6.000 millones en “sinergias” que David Ellison prometió a los inversores.
Con Netflix, el rechazo es más profundo. Aunque la duplicidad de cargos sería menor que con Paramount, la resistencia cultural es más compleja. Para los gremios, que paralizaron Hollywood durante meses para exigir protecciones contra la IA y mejores pagos, esta venta se siente como una traición. Y Cinema United, la asociación de dueños de cines, ya declaró que una posible venta a Netflix es una “amenaza sin precedentes”.
¿Woke o no woke?
Otro aspecto que se ha puesto sobre la mesa tras las ofertas de adquisición a WBD tiene que ver con una arista política y cultural. La semana pasada, cuando Netflix hizo público su plan de compra, seguidores del gobierno de Donald Trump usaron las redes sociales para criticar el posible acuerdo argumentando que una mayor presencia del streaming de la N roja implicaría una victoria para el mundo “woke” y su adoctrinamiento. Los dardos también apuntaron al acuerdo de producción entre Higher Ground Productions, productora de Michelle y Barack Obama, que data de 2018 e incluye exitosos contenidos como American Factory, documental que ganó un premio Oscar y que trata sobre la fusión de una fábrica china y una planta de GM en Ohio, abordando el choque cultural y también las condiciones laborales de sus trabajadores. También Becoming: Mi historia sobre la vida de Michelle Obama, y Campamento extraordinario, título nominado al Oscar sobre un campamento de verano para jóvenes con discapacidades.
Aunque Netflix no ha realizado una declaración expresa de principios progresistas en cuanto a su línea curatorial, hay quienes destacan que sus contenidos frecuentemente representan minorías LGBTQ+, muestran temas centrados en derechos civiles, igualdad de género o asuntos medioambientales. Esto se reflejaría además en elencos y equipos más diversos que el promedio de la industria, una política institucional que protege abiertamente la inclusión y campañas solidarias vinculadas a derechos civiles.
En octubre de este año Elon Musk se sumó a la campaña iniciada por la cuenta conservadora Libs of TikTok contra Netflix por sus políticas “woke”. “¡Cancelen Netflix!”, escribió en una publicación en su red social X, citando una publicación de Libs of TikTok contra la serie animada Dead End: Paranormal Park por promover “ideología transgénero” y porque su creador, Hamish Steele, fue acusado de hacer comentarios irrespetuosos sobre el activista Charlie Kirk, asesinado el 10 de septiembre. Esto a pesar de que la serie fue cancelada en 2022 tras dos temporadas.
En otro posteo, Musk instó a sus seguidores a “cancelar Netflix por el bien de sus hijos”. Los comentarios del empresario, que tiene 230 millones de seguidores, provocaron la caída de las acciones de Netflix (NFLX) hasta un 7,5% en pocos días, resultando en una pérdida de valor de mercado de unos US$ 20.600 millones, golpe que la compañía de streaming luego logró estabilizar.
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