Felipe Larraín, exministro de Hacienda: “No es un momento de celebración, hay datos que tienen cosas bastante puntuales”
El economista valora los últimos datos de actividad, pero dice que no son suficientes como para “destapar champaña”. Ve un PIB más cercano al 2,5% este año y pide mayor foco en avanzar en destrabar permisos.
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La economía fue la gran protagonista de la última semana en Chile.
Todo partió el lunes con el Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec), que dio cuenta de una sorpresiva expansión de 4,5% en febrero, por sobre lo esperado.
Luego vino el martes con la decisión del Banco Central de reducir en 75 puntos base la Tasa de Política Monetaria (TPM), para llevarla a un 6,5%.
Y la semana fue coronada el miércoles con el Informe de Política Monetaria (IPoM) del instituto emisor, en el que se aumentó el rango de crecimiento en casi un punto porcentual a entre 2% y 3% este año, pero con reducciones en los años siguientes que le ponen un techo de 2,5% a la expansión del PIB entre 2025 y 2026.
“Soy un gran optimista de las potencialidades de Chile, pero al mismo tiempo quiero decir que los recursos y la inversión no llegan por encanto”.
“La inversión llega cuando el clima es el adecuado para que se desarrolle la inversión, cuando los incentivos son los adecuados. Ahí estamos fallando”.“Cuando usted espera un -0,2% y tiene un 0,2%, en el margen uno dice que está menos mal de lo que esperaba, pero estamos mal. Ese crecimiento es malo. Yo no veo qué celebración se puede hacer cuando el PIB per cápita, el ingreso per cápita cae”.
Todos datos que alegran a Felipe Larraín, pero que también le generan una sensación de cautela.
El exministro de Hacienda y director del Centro Latinoamericano de Política Económicas y Sociales de la U. Católica (Clapes UC), plantea que si bien la economía chilena ha hecho un ajuste relevante, la gran incógnita es cómo se retoman crecimientos más sostenidos hacia adelante, y así no conformarse con expansiones de la actividad en torno al 2%.
- ¿Cómo está viendo el panorama general de la economía?
- Aquí hay cosas positivas, pero también hay cosas preocupantes. Entonces, creo que no ha llegado el momento de destapar el champaña, no es un momento de celebración, porque tenemos datos que tienen cosas bastante puntuales.
Yo me alegro, ojalá que la economía pudiera crecer a la tasa de febrero todos los meses. Pero hay que recordar que Chile durante el período 2010-2013 creció a una tasa de 5,4% anual y, desde ahí, se ha perdido el dinamismo de la economía chilena. Eso viene exactamente a partir del año 2014.
Si usted mira qué es lo que ha pasado desde 2014 a 2023, tenemos un crecimiento que está ligeramente por debajo del 2%, un crecimiento muy exiguo.
Todos los países en la medida que van teniendo mayores niveles de ingreso tienen una caída en su tasa de crecimiento. Lo que pasa es que en Chile lo inusual es la velocidad de esa caída, que pasamos de crecer sobre 5% a un 2%.
- Ahora, entre medio hubo un estallido social, una pandemia. Pero también hay todo un debate respecto de si quizás el modelo de desarrollo chileno también se ha ido agotando, que no hemos encontrado nuevas fuentes de crecimiento.
- Yo no creo mucho en este agotamiento del modelo, no creo en esa hipótesis.
Lo que pasa es que hemos tenido un período en que ha habido varios elementos: por ejemplo, la reforma tributaria de 2014, que según la propia Comisión Marfán nos habría costado ocho puntos del PIB. Entonces, lo que quiero relevar es que una mala reforma puede hacer mucho daño a la economía y nos cuesta mucho más que lo que ganamos en ingresos fiscales.
Además, las estimaciones de esa comisión son que cada punto de crecimiento genera US$ 800 millones en recaudación bruta. En cuatro años, cada punto de mayor crecimiento representa US$ 8 mil millones. Estamos hablando de más de lo que genera la reforma tributaria.
- Pero crecer un punto adicional al año no es fácil.
- Tiene toda la razón, es complicado, pero por eso los esfuerzos tienen que estar destinados a que esta economía crezca. Y yo veo que aquí las prioridades del Gobierno en el tema económico han estado en recaudar y no en crecer. Ese discurso ha ido cambiando. Yo me alegro de ver algo más de crecimiento económico, pero lo dijo el propio ministro Marcel: que si usted examina el programa de Gobierno, el crecimiento no está en el programa. Eso implica que hay que entender que si crecimos 0,2% el año pasado, para mí es un país en estancamiento.
- Pero había un ajuste que era necesario realizar después de la pandemia.
- Pero el mundo también viene saliendo de ese proceso. Chile no está solo saliendo de la pandemia.
- En Chile el ajuste fue mayor porque el sobregasto fue mayor.
- Sí, el sobregasto fue mayor, por supuesto, pero resulta que llevamos un buen tiempo creciendo menos que el mundo. El ajuste partió en 2022 y quedaba una parte del ajuste a realizar en 2023, pero el mundo el año pasado creció un poco más del 3% y Chile 0,2%. Y el menor crecimiento viene desde 2014, mucho antes del estallido o la pandemia.
Pero lo que pasa es que el estallido, la ola de violencia, inseguridad que tiene Chile, también incide. En Clapes medimos el costo de la inseguridad, que está del orden de US$ 7 mil millones, y son estimaciones conservadoras. Por lo tanto, aquí hemos tenido varios factores que explican el menor crecimiento.
- El Gobierno ha hecho esfuerzos para despejar incertidumbres, como la presentación del proyecto de permisos sectoriales. ¿Es suficiente?
- Nosotros vamos a tratar de apoyar este proyecto, que se avance y se le introduzcan mejoras. Es un proyecto que está bien orientado.
Para darle un ejemplo, en 2010 encargué un estudio para calcular cuánto tiempo demoraba en promedio en aprobarse un proyecto de inversión. Cinco años. Y hoy la Comisión Nacional de Productividad dice que esos plazos han subido a 11 años. Se duplicaron los plazos en una década. Hay instituciones en que se demoran ocho veces los plazos legales para responder consultas sobre permisos y no pasa nada. Ahí tenemos un problema.
Yo he escuchado al Presidente Boric que ha planteado que está muy preocupado, me alegro y espero que pasemos de la preocupación a la ocupación.
Después están los dos intentos constitucionales fallidos, que introdujeron una fuerte incertidumbre a la economía.
Yo le quiero decir una cosa aunque no sea demasiado simpático, pero cuando vemos estos Imacec yo creo que corresponde una genuina satisfacción de que han sido mejores, pero esto ha sido en parte a pesar de algunas iniciativas del Gobierno. ¿Qué hubiera pasado con la economía y la inversión si se hubiera aprobado la Constitución que apoyó este Gobierno en 2022?
- En el neto, ¿es más optimista que pesimista respecto a la economía chilena hacia adelante?
- Este país tiene extraordinarias potencialidades, como en nuestros recursos naturales, sobre todo en la transición energética. Nosotros ahí tenemos enormes oportunidades de inversión. Tenemos el litio, que es una oportunidad de desarrollo. Tenemos el hidrógeno verde.
Soy un gran optimista de las potencialidades de Chile, pero al mismo tiempo quiero decir que los recursos y la inversión no llegan por encanto, no llegan por voluntarismo. La inversión llega cuando el clima es el adecuado para que se desarrolle la inversión, cuando los incentivos son los adecuados. Ahí es donde estamos fallando.
- ¿Se ha politizado la discusión sobre el crecimiento? El ministro Marcel ha criticado a quienes proyectaban una caída profunda de la economía en 2023.
- Un -0,2% o un 0,2% siguen siendo remalos crecimientos. Yo no haría ninguna fiesta por un 0,2%. Ahora, claro, cuando usted espera un -0,2% y tiene un 0,2%, en el margen uno dice que está menos mal de lo que esperaba, pero estamos mal. Ese crecimiento es malo. Yo no veo qué celebración se puede hacer cuando el PIB per cápita, el ingreso per cápita cae.
El debate por los movimientos monetarios: “En algunos momentos se pudo ser un poco más agresivo en la baja de tasa”
- ¿Ha sido adecuado el timing de bajas de tasas del Banco Central?
- En lo grueso, me parece razonable lo que ha hecho el Banco Central. Creo que en algunos momentos se pudo ser un poco más agresivo en la baja de tasa, pero en lo grueso es correcto el camino que ha seguido.
Lamentablemente, cuando una economía se ve con una inflación como la que tuvimos el 2021, no queda otro camino que un fuerte ajuste monetario como el que vivió nuestro país.
Ahora, estamos en la otra fase, de relajamiento de esta política tan restrictiva que tuvo que hacer el banco. Y, en ese sentido, me parece que vamos a tener otro escenario favorable, con menores tasas de interés este año y eso va a tender a favorecer esta economía, esta incipiente recuperación que no da, como digo, para celebrar.
- Con IPoM e Imacec de enero y febrero sobre la mesa. ¿Corrige al alza sus proyecciones más cerca del 3%?
- No, nuestra estimación está en la parte media del rango del banco. Tenemos una estimación entre 1,75% a 2,5%. Un crecimiento en torno al 2%, 2,5% parece razonable.
Hay que considerar que el año bisiesto aporta algo así como un punto de crecimiento. Eso significa que el imacec de febrero, si limpiamos este efecto, es más bien un 3,5%. Pero hay otros elementos circunstanciales que hay que mirar y esperar lo que va a pasar en marzo.
Por eso digo: no hacer fiesta antes de tiempo ni quedarnos con el cotillón.
“El Gobierno ha tenido una fijación en materia tributaria (...) el interés fundamental es recaudar”
Larraín dice que la reducción del impuesto corporativo a 25% y la carga total a los accionistas a 40% no son suficientes para impusar el crecimiento.
Larraín cree que el Gobierno ha tenido una “fijación” en materia tributaria. Y pese a que la reforma tributaria fracasó en marzo de 2023, repara en que “estamos de vuelta en el tema”.
- Pero el Gobierno dejó de lado varias medidas que se criticaban del proyecto original, como el impuesto al patrimonio y a las utilidades retenidas. Incluso propone rebajar de 27% a 25% el impuesto corporativo, algo que usted intentó en la modernización tributaria de 2018 pero que no prosperó.
- El problema es el neto. A mí me preocupan muchos elementos del proyecto de cumplimiento tributario. Por ejemplo, que el Servicio de Impuestos Internos vaya a ser juez y parte, que el peso de la prueba recaiga sobre el contribuyente. Además, me preocupa la figura del denunciante anónimo.
- En el proyecto de renta viene una rebaja de la carga máxima para accionistas desde 44,45% a 39%-40%. También habría incentivos a la inversión. ¿No es suficiente?
- No son suficientes. Aquí falta un proyecto genuino que estimule el crecimiento, porque aquí hay incentivos, pero el interés fundamental es recaudar. Hay algunas medidas que se han ido incorporando, algunas positivas, pero en el margen hay que ver en qué termina esto. Estamos en un escenario de negociación legislativa en un año de elecciones. Entonces, tenemos de nuevo incertidumbre tributaria. Esto es lo que llamo la fijación tributaria de este Gobierno. Primero, porque este proyecto ha tomado una cantidad enorme de tiempo que podría haber sido dedicado a otros temas, por ejemplo, a hacer avanzar el proyecto de permisología.
- ¿Cómo se imagina una reforma tributaria que conversara más con retomar el crecimiento? Porque de todas maneras, hay necesidades sociales que necesitan financiarse.
- Un test que siempre se debe pasar antes de intentar aumentar los impuestos a las personas es demostrar qué estoy haciendo para hacer más eficiente el gasto y qué estoy haciendo en materia de crecimiento económico, que es el principal recaudador del país. Esas dos preguntas hay que contestarlas antes de meterle la mano en el bolsillo a las personas.
- Usted fue ministro de Hacienda dos veces. Sabe que reasignar y hacer más eficiente el gasto en la práctica es muy complicado.
- Le quiero contar una cosa, porque la vez pasada me mandaron un recado públicamente. Me dijeron que por qué no lo hice yo. No es que hayamos hecho una reingeniería total, pero a mí me tocó estar en tres ajustes de gasto en que cada vez se ajustó alrededor de 0,4 punto del PIB, 1,2 puntos del PIB en total. El último informe que conocimos nos dijo que había un espacio de resignación de 0,1% del PIB. A mí me parece completamente insuficiente.