Por C. Rivas, D. Vásquez y A. Contreras
En una convocatoria que fue efectivamente más simbólica que multitudinaria, tal como algunos dirigentes de Chile Vamos habían adelantado, y donde su esposa, Cecilia Morel, estuvo a cargo de darle el pase para que hablara, el expresidente Sebastián Piñera recién a las 21:25 horas de la noche de ayer tomó la palabra para ofrecer un discurso de alrededor de 40 minutos que estuvo marcado por duras críticas al gobierno de Michelle Bachelet, un optimista repaso por las obras de su propio gobierno y un fuerte llamado a la unidad y esperanza a su sector para conquistar nuevamente La Moneda.
De riguroso traje azul, al mandatario se le vio al principio tenso y solo se relajó en la medida que avanzaba en la lectura del discurso al que se ciñó prácticamente al pie de la letra, a diferencia de lo que minutos antes hiciera su esposa.
Así, casi a la mitad de su intervención, el exmandatario comunicó su esperada determinación señalando que “hoy anuncio mi decisión de postular nuevamente a la presidencia de la República. Lo hago con entusiasmo y humildad, con confianza en Chile y en los chilenos y con fe y esperanza en el futuro. Dada la difícil encrucijada que vive Chile y la importancia decisiva de esta elección para los chilenos, siento que mi deber es asumir este liderazgo y desafío”, dijo, ante lo cual la asistencia estalló en aplausos, se puso de pie y comenzó a corear el ya conocido: “Se siente. Se siente. Piñera presidente”.
El expresidente hizo hincapié en que la “retroexcavadora ha hecho muy bien su trabajo de alta destrucción y nula creación” y criticó las promesas realizadas por la Nueva Mayoría que según señaló “ha creado derechos en el papel, pero los ha destruido en la realidad. Los que se dicen progresistas están frenando el progreso del país”.
Más adelante y mientras su discurso era seguido atentamente por su familia, parlamentarios, los principales dirigentes de Chile Vamos y su otrora gabinete, además de figuras como la deportista Erika Olivera, el humorista Checho Hirane y el más locuaz de los mineros rescatados de la mina San José, Mario Sepúlveda, Piñera se comprometió a actuar con unidad y responsabilidad en el desafío que asumirá pero también a “desterrar la demogagía, la improvisación y el populismo”, asegurando que “como candidato no prometeré lo que sé que no podré cumplir, aunque ello signifique perder votos”.
Respecto del programa, el exmandatario no profundizó en las iniciativas que impulsará, sino que hizo un recorrido general por los principios y prioridades que tendrá la propuesta que le ofrecerá al país basados en la libertad, la justicia y el progreso.
Asimismo enfatizó que los mencionados principios los promoverá en “un marco de respeto por otros valores esenciales” y en ello tendrá una importancia relevante el equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado “y no confundiremos lo público que nos interesa a todos con lo estatal que es resorte del Estado”.
Tal como se esperaba, Piñera hizo mención a cómo enfrentará el permanente conflicto, que se ha convertido en uno de sus principales flancos, entre los negocios y la política, asegurando que como candidato y si es elegido presidente “cumpliré estrictamente con el espíritu y la letra de la exigente ley de probidad pública recientemente aprobada”.
Un reconocimiento que dejó muy satisfecho a su entorno más cercano como los ex ministros Andrés Chadwick, Cristián Larroulet y el senador Andres Allamand (RN). Este último, incluso, señaló que el discurso de Piñera le deja una vara muy alta a los demás candidatos en materia de propuestas. Pese a que Chadwick admitió que de ahora en adelante se comenzarán a aterrizar los anuncios del exmandatario para lo que ya están trabajando sus equipos programáticos.
Casi al final de su discurso, el que fue interrumpido sólo cuando invitó al escenario a un joven con Síndrome de Down, Piñera remarcó la necesidad de recuperar la unidad y el espíritu cívico en esta contienda presidencial y asegurar que la suya será una campaña limpia en contraste con lo que le ha tocado sufrir. De igual forma, el exmandatario llamó a “desterrar la cultura del ‘cada día puede ser peor’, porque ello solo ocurre cuando se hacen las cosas mal” y añadió que sin embargo “Chile ha demostrado ser un país resiliente frente a los desastres de la naturaleza, pero muy vulnerable a los malos gabiernos”, enfatizó apuntando a la actual administración.
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