El 1 de febrero del año pasado, el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, y el subsecretario Alejandro Micco, encomendaron a Juan Araya una tarea: ordenar el Servicio Nacional de Aduanas. Acababa de ser destituido el anterior director, Gonzalo Pereira, y la idea de Teatinos 120 era darle un giro a la gestión del organismo, en medio de la implementación de la reforma tributaria, la tramitación de un proyecto de modernización y la siempre compleja relación con los gremios.
Un año después, Araya abandonó el puesto (obligado por la nueva ley de Alta Dirección Pública) y con esto se abrió otro proceso: el de buscar su sucesor. Hacienda activará esta semana el concurso para llenar la vacante mediante ADP.
Fuentes cercanas comentan que el subsecretario Micco presentará en los próximos días al Servicio Civil el perfil de quien debiera asumir la titularidad de la administración aduanera. Tras ello, el servicio publicaría el llamado a concurso y se estima que en junio se estaría en condiciones de designar a un titular.
Cercanos al proceso señalan que se priorizará el nivel de conocimiento del comercio exterior y el mundo aduanero. Pero también se enfatizará evitar potenciales conflictos de interés de parte de ex agentes de Aduanas u operadores de comercio internacional.
Hoy el organismo es liderado de manera subrogante por el ex subdirector jurídico Claudio Sepúlveda.
Los ejes de la era Araya
Desde la óptica de Hacienda, Aduanas era un servicio con altos niveles de conflictividad, con una gestión deficiente y ejes de fiscalización que se encontraban atrasados respecto a los avances en el comercio mundial. De hecho, la última modificación a la ley aduanera databa de 1996.
Con esto en mente, el hoy coordinador de Asuntos Internacionales de Hacienda (puesto que retomó tras su salida de Aduanas) reformuló las principales subdirecciones, como Fiscalización y Recursos Humanos, y se fortalecieron las más postergadas, como la Subdirección Administrativa.
Araya priorizó las mejoras en infraestructura, realizando un levantamiento de las necesidades de equipamiento en el organismo. El servicio prepara un nuevo laboratorio de toma de muestras en Antofagasta y logró el visto bueno de la Dirección de Presupuestos para proyectos en la materia por $ 2.000 millones a tres años.
En términos de fiscalización, se buscó ampliar la mirada -muy concentrada en la incautación de drogas-, reformulando la malla y creando un centro de capacitación en Santiago. La idea era “apuntalar” a los funcionarios y ampliar sus capacidades. “Hacer más con lo que ya había. No solo se necesita infantería, sino comandos”, señalan cercanos a la institución.
El año pasado, Aduanas decomisó un récord de 687.520 paquetes de cigarrillos de contrabando, mientras que la cantidad de droga incautada también alcanzó un hito: 5,1 millones de gramos.
Araya, además, sacó adelante el proyecto de modernización del organismo, una de las principales apuestas de Micco.
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