Transport for London (TfL) ha anunciado que no renovará la licencia a la aplicación de transporte cuando caduque el próximo 30 de septiembre.
Duro revés para Uber en uno de sus mercados más importantes. Transport for London (TfL), la entidad que regula y otorga las licencias del transporte privado compartido en Londres, ha anunciado que no renovará la licencia de Uber para operar en la capital británica, que expira el próximo 30 de septiembre.
"El enfoque y la conducta de Uber demuestran una falta de responsabilidad corporativa en relación con una serie de asuntos que tienen implicaciones potenciales de seguridad pública", ha señalado el regulador en una nota.
Según informa el regulador londinense en su web, Uber cuenta con una licencia como operador de alquiler privado desde 2012. En mayo, TfL le otorgó una prórroga de la licencia mientras tramitaba una nueva para los próximos cinco años, que caduca a finales de mes y que ha sido rechazada.
Uber, que cuenta con 3,5 millones de usuarios y 40.000 conductores con licencia en la ciudad, ya ha anunciado su intención de recurrir esta decisión de forma inmediata.
"Para defender los medios de vida de todos esos conductores, y la elección de millones de londinenses que usan nuestra aplicación, tenemos la intención de recurrir inmediatamente esta decisión en los tribunales", ha manifestado en un comunicado Tom Elvidge, general manager de Uber en Londres. De este modo, la aplicación podrá seguir operando en la ciudad hasta que concluya el proceso judicial.
El alcalde de Londres, Sadiq Khan, ha señalado que apoya "totalmente" la decisión de TfL. "Todas las empresas en Londres deben cumplir las reglas con los altos estándares que esperamos, particularmente cuando se trata de la seguridad de los clientes. Proporcionar un servicio innovador no debe ser a expensas de la seguridad del cliente", ha añadido.
La decisión de Londres agudiza la crisis que vive Uber, envuelta en graves problemas de reputación corporativa. La compañía acaba de fichar al ex jefe del portal de viajes Expedía, Dara Khosrowshai, para intentar enderezar el rumbo del grupo. Su fundador, Travis Kalanick fue obligado a dimitir tras una serie de escándalos.
Otro revés judicial
Si bien es el más relevante, este no es el único frente abierto que tiene la aplicación de transporte en suelo británico, donde se han sumado las críticas de sindicatos, legisladores y taxistas. En octubre del año pasado, un tribunal laboral dictaminó que los conductores de Uber no son trabajadores autónomos sino sus empleados y, por lo tanto, tiene derecho a percibir el salario mínimo y a días de descanso y vacaciones retribuidos.
Esta decisión, que también ha sido recurrida por la empresa norteamericana, pone en jaque el modelo de negocio de la aplicación que siempre ha sostenido que actúa como un mero intermediario entre conductores y usuarios.
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