La embajadora de Estados Unidos ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), Nikki Haley, anunció hoy que dejará su cargo a partir de fin de año, aunque descartó que su salida fuera por roces con el presidente Donald Trump o para buscar una nueva posición en la Casa Blanca.
La funcionaria, quien pasó de ser una de las primeras voces críticas del mandatario durante su campaña en 2016 a defender gran parte de sus políticas, fue central en las negociaciones con Corea del Norte y las medidas del gobierno frente al conflicto palestino-israelí.
En una conferencia conjunta en la Casa Blanca, Trump dijo a Haley "te extrañaremos y has hecho un trabajo fantástico". Agregó que esperaba que "vuelva a trabajar con nosotros algún día".
"Ha sido el honor de una vida. Tuve mucha suerte de poder servir al país que amo", sostuvo la funcionaria. "EEUU ahora es respetado. A los países pueden no gustarle, pero lo respetan. Saben que si decimos que haremos algo, lo hacemos".
Añadió que cree en "límites a las administraciones. Es importante que las autoridades entendamos cuándo dar un paso al costado. Es bueno rotar con personas nuevas".
Entre los hitos que marcaron los más de 18 meses de gestión de Haley, estuvo su apoyo férreo a la decisión de la Casa Blanca de trasladar la embajada en Israel a Jerusalén, reconociendo la ciudad disputada como capital del país, en contra del consenso internacional.
Su salida deja en suspenso una serie de procesos que Washington desarrolla en la ONU, entre ellas las negociaciones hacia la denuclearización de Corea del Norte y las sanciones contra Rusia.
Trump no deslizó nombres de un posible reemplazo. Se limitó a señalar que "tenemos a muchas personas que quieren hacerlo" y que el anuncio ocurriría "quizás dentro de dos o tres semanas, o quizás antes".
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