La inflación de los consumidores en Turquía se elevó a uno de los niveles más altos desde que el presidente Recep Tayyip Erdogan llegó al poder hace 15 años, lo que provocó llamados por mayores tasas de interés para frenar las alzas de precios.
La tasa de inflación aumentó por sexto mes consecutivo a 24,5% en septiembre con respecto al año anterior, por encima de todas las expectativas en una encuesta de Bloomberg donde la estimación promedio fue de 21,1%. La tasa mensual fue de 6,3%, impulsada por un aumento general provocado por el colapso de la lira. El ministro de Hacienda y Finanzas, Berat Albayrak, culpó a los acaparadores y especuladores, y pronosticó que la inflación dejaría de acelerarse en octubre.
El informe de inflación de este miércoles pone a los responsables de la política monetaria en un aprieto. El banco central elevó los costos de los préstamos el mes pasado a su nivel más alto en casi dos décadas, pero los precios están subiendo a su ritmo más rápido desde junio de 2003.
Debido a su disgusto por las tasas de interés más altas y una aparente desaceleración de la economía, el banco central tiene poco espacio para actuar contra mayores aumentos de precios. Pero con la lira perdiendo hasta 40% de su valor frente al dólar desde principios de año, lo peor puede estar por venir.
"La inflación luce tan mala que realmente se siente como la vieja Turquía", dijo Inan Demir, economista de Nomura International en Londres. "Pero esto es simplemente demasiado malo para ignorarlo. Hay que considerar que la inflación general anual ahora está por encima de la tasa de la política del banco en 24%, lo que exige otra subida de tasas".
La lira se debilitó hasta 1,6% después de la publicación de los datos.
La tasa de inflación es casi cinco veces la meta del banco central de 5% y casi el doble de su pronóstico para 2018.
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