Europa no logra despegar. La volatilidad política en Italia, las duras negociaciones sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el resurgir de la crisis migratoria en la región, y la cada vez más cercana guerra comercial con Estados Unidos, han sumido al viejo continente en una especie de espiral de incertidumbre que no permite que el bloque se suba a la ola del crecimiento sostenible.
Esos factores han llevado a que el Fondo Monetario Internacional evalúe rebajar en julio las proyecciones de crecimiento para la eurozona. “Probablemente actualizaremos y revisaremos modestamente nuestras previsiones de crecimiento para el área del euro”, dijo su directora gerente, Christine Lagarde.
Los desafíos han puesto a temblar al viejo continente y a sus líderes que buscan definir si será posible poner en práctica un presupuesto común, a pesar de la oposición de algunos miembros, y si podrán abordar conjuntamente las consecuencias de los conflictos armados en Medio Oriente y la pobreza en África.
Primero en la lista
El FMI espera una desaceleración en al menos 19 economías del bloque, principalmente por la presión de que se desate una guerra comercial entre EEUU y sus principales aliados, considerando que las amenazas arancelarias han estado a la orden del día durante todo 2018.
El gobierno de Donald Trump ha lanzado medidas en contra de China, Canadá, México y la UE apuntando a productos como el aluminio, el acero, automóviles y artículos tecnológicos, entre otros.
El viernes, Washington anunció la aplicación de aranceles de 20% a los autos importados desde la UE, haciendo caer las acciones de los principales fabricantes alemanes: Volkswagen, BMW y Daimler.
Bruselas, en tanto, empezó a aplicar ese día impuestos adicionales por un valor de 2.800 millones de euros (US$ 3.260 millones) a una lista de 200 productos estadounidenses como el jugo de naranja, whisky, tabaco, jeans y las motocicletas.
Brexit duro
El Brexit es el segundo mayor riesgo para la zona euro. Restan poco más de ocho meses para que finalice el plazo de negociación de términos y la incertidumbre sobre la futura relación entre las partes sigue siendo una constante.
La ausencia de progreso en las conversaciones -a dos años del referendo británico que se cumplen mañana- y la ambigua posición de Londres podrían desembocar un “Brexit duro” con consecuencias directas en la economía.
Ello ha llevado a que, por primera vez desde el inicio del proceso, una empresa anuncie su salida del país si “el gobierno de Theresa May no alcanza un acuerdo con Bruselas”.
Airbus alzó su voz el viernes, asegurando que cesaría operaciones -poniendo en riesgo el empleo de más de 15 mil personas que trabajan en sus 25 sedes y fábricas en todo el territorio- si Londres abandona el mercado único y la unión aduanera sin acuerdo de transición.
Hasta ahora, sólo la angloholandesa Unilever había anunciado en marzo que pasaría a concentrar sus operaciones en Holanda, rompiendo la estructura de más de un siglo de funcionar conjuntamente desde Londres y Rotterdam.
Amenaza italiana
La calma duró poco en Italia, que se ha convertido en una amenaza latente para la unidad del bloque. La nación mediterránea volvió a remecer a Europa luego de que la coalición populista en el gobierno designara a dos euroescépticos en puestos clave de la política parlamentaria del país.
Ambos han criticado duramente la membresía de Italia en la moneda única, particularmente desde la crisis de la deuda soberana que envolvió al país en 2011, y ahora tendrán en sus manos el manejo de las leyes económicas. Uno será el presidente del comité de finanzas del Senado, mientras que el otro –quien además es principal asesor económico del líder de La Liga, Matteo Salvini- será el presidente del comité de Presupuesto en la cámara baja.
Al FMI además le preocupa que Italia abandone las políticas fiscales disciplinadas prescritas por la Comisión Europea y que pase de un superávit a un déficit. Lagarde advirtió que esto podría desencadenar una reacción negativa en los mercados financieros. Así, la mirada está puesta en el presupuesto de 2019, que podría indicar un resurgimiento del costo de los préstamos en el segundo país más endeudado de la eurozona.
Crisis migratoria
Para Italia el problema no está sólo vinculado a la economía. También la acecha la crisis migratoria que en las últimas semanas ha colocado nuevamente a los líderes europeos intentando definir cuáles serán las políticas para afrontar la ola de ilegales.
Roma cambió radicalmente su política sobre el tema y ha propuesto afrontarlo con “mano dura”, enfrentándose a España y a Francia, países que apoyan la política de puertas abiertas y que han tenido que recibir a aquellos barcos que el gobierno de Giuseppe Conte no ha dejado atracar en sus puertos.
VER MÁS
MARKET DATA
<%userdata?.email%>
Editar perfil
Credencial
Salir
(Twitter)
Instagram
Facebook
LinkedIn
YouTube
TikTok
Alto contraste
