La revolución del 'shale' en que se ha embarcado Estados Unidos promete dar un vuelco al mapa energético mundial... al menos durante unos años. El gigante norteamericano se ha lanzado a explotar sus enormes reservas de hidrocarburnos no convencionales y el rápido incremento de su producción de crudo le va a convertir en la nueva superpotencia petrolera.
Estados Unidos se convertirá en 2015 en el mayor productor mundial de petróleo, dejando atrás a Arabia Saudí y Rusia, según las previsiones que se recogen en el último World Energy Outlook de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el organismo del ramo de la OCDE.
El anterior informe anual de la AIE ya anticipaba el futuro liderazgo norteamericano, pero lo fijaba para 2017. No obstante, la agencia relativiza el calado a largo plazo de la nueva situación y augura que durante a mediados de la próxima década Oriente Medio recuperará su protagonismo absoluto en el mercado energético global.
El nuevo statu quo que se avecina para los próximos años, en cualquier caso, colocará a Estados Unidos en una posición cercana a la autosuficiencia energética y reducirá su tradicional dependencia de terceros países (singularmente los integrados en la OPEP), lo que podría acabar matizando en mayor o menor medida la política exterior de Washington vinculada a sus intereses de abastecimiento energético.
Los avances tecnológicos están permitiendo extraer más fácilmente y a precios lo suficientemente razonables como para hacer posible la explotación de los hidrocarburos no convencionales.
El shale oil y el shale gas, sus nombres en inglés (en castellano reciben otros, petróleo y gas de esquisto, crudo y gas pizarra...) son petróleo y gas natural normales, pero es la forma de extracción la que es no convencional: por lo general, su aprovechamiento se realiza mediante la fracturación de las rocas en que el crudo o el gas están atrapados en pequeñas bolsas.
Brasil, exportador neto en dos años
El mercado global de crudo tendrá en los próximos años otro gran protagonista. Un nuevo actor que hasta ahora no había jugado un papel relevante en el sector energético mundial.
Según las estimaciones de la AIE, Brasil se convertirá en 2015 en exportador neto de petróleo gracias a la explotación de sus yacimientos en aguas profundas. Y llegará a 2035 como el sexto mayor productor mundial de crudo. Brasil, no obstante, para conseguir cumplir estas expectativas ha de hacer frente a importnates inversiones en exploración y producción debido a la "costosa y compleja" explotación de sus yacimientos en aguas muy profundas.
El aumento de la producción de crudo brasileño viene acompañada, además, de una importante expansión de sus energías renovables y de su sector de biocombustibles.
Aviso a los países del Golfo: hay que invertir ahora
"Oriente Medio es y seguirá siendo el corazón de la industria global de petróleo durante muchos años", ha subrayado Birol, quien, no obstante, ha aprovechado para dar un tirón de orejas a las potencias de la OPEP por su actual política de contención de las inversiones.
Ante las expectativas de que el boom productor en Estados Unidos puede acabar generando un problema de sobreoferta, los países del Golfo estarían optando por una política inversora de esperar y ver. "Si lanzamos los mensajes erróneos los productores de Oriente Medio podrían retrasar sus inversiones.
Pero si queremos el crudo de Oriente Medio en 2020, es necesario invertir ahora", ha sentenciado Birol.
India y China, los mayores consumidores
Según las proyecciones de la AIE, el mayor peso de la demanda de petróleo seguirá desplazándose hacia las economías emergentes (hasta el punto que el 90% de toda la nueva demanda global tendrá su origen en estas nuevas potencias en 2035).
"El shale oil es una muy buena noticia para Estados Unidos y para el mundo entero. Pero la demanda está en Asia", resume el economista jefe de la AIE. China es hoy por hoy el gran responsable del crecimiento de la demanda de crudo, y no tardará en adelantar a Estados Unidos como mayor importador mundial.
Pero en unos años el gigante asiático cederá ese testigo a la India, que se convertirá en algún momento de la próxima década en el principal protagonista del incremento del consumo.
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