Por María Ignacia Alvear C.
Durante las últimas semanas, las grandes petroleras estatales de América Latina han estado viviendo cambios importantes que principalmente pasan por abrir gradualmente el control del Estado. Los senadores mexicanos están discutiendo una propuesta sobre la extracción y producción de hidrocarburos que terminaría con el monopolio de Pemex. Y en Perú, el presidente Ollanta Humala quiere vender hasta 49% de las acciones de Petroperú para incluir a socios extranjeros.
En Brasil, en cambio Petrobras va en la dirección contraria, con sus acciones exhibiendo un desempeño volátil, luego de que el gobierno elevará los precios de los combustibles menos de lo esperado y se negara a precisar el método que utiliza para establecer los precios a niveles internacionales.
Giro de 180 grados
Los senadores de los dos mayores partidos mexicanos -el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN)- dieron el primer paso para terminar con el monopolio de 75 años de Pemex al presentar una propuesta, que está en discusión en el Congreso, que permitirá a compañías extranjeras desarrollar campos en su área petrolera inexplorada.
Por otra parte, las licencias darían un control operacional amplio y permitiría a las compañías administrar directamente el crudo. En tanto, en los contratos de repartición de producción, las firmas pueden registrar las reservas de crudo como activos para propósitos de contabilidad. El petróleo seguirá siendo propiedad estatal hasta que sea extraído.
“Es un giro de 180º para México. Nunca pensé que (los políticos) harían eso”, comentó a Bloomberg el consultor energético, George Baker.
Perú también está apostando a reducir el papel del Estado en la petrolera Petroperú al revivir planes para vender acciones de la firma. El gobierno del presidente Ollanta Humala buscará la aprobación del parlamento para deshacerse de hasta 49% de la compañía, lo que supera al 20% estimado inicialmente.
“El objetivo es internacionalizar la compañía, ponerla a la par con otras firmas competitivas en el mundo y en especial, en Latinoamérica”, señaló el ministro de Energía y Minas, Jorge Merino.
Humberto Campodónico, el ex CEO de la firma, había dicho el año pasado que quería seguir el ejemplo de la estatal colombiana Ecopetrol, que en 2007 vendió el 10,1% de sus acciones, con lo que se liberó el potencial de la firma al expandir su capacidad de endeudarse y su exposición a los mercados de capital. Desde entonces, su capitalización de mercado se ha más que cuadruplicado y ahora es la duodécima petrolera más valorada a nivel mundial con US$ 87.000 millones.
Enfrentando problemas
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas, ya que la brasileña Petrobras ahora está sufriendo la fuerte presión de los inversionistas para que eleve los precios de los combustibles para evitar más pérdidas, pero el gobierno, como accionista mayoritario, ha mantenido los precios estables para ayudar a controlar la inflación que está sobre la meta oficial.
A fines de noviembre anunció un alza de los precios (4% para gasolina y 8% para diesel), que fue menor a lo esperado, sin especificar la metodología. La movida hizo que las acciones se desplomaran casi 10%.
En un intento por calmar los ánimos, la directora ejecutiva de la firma, Maria das Graças Foster, dijo durante el fin de semana que podría haber aumentos de precios en 2014, pero señaló que la compañía nunca planeó hacer pública la fórmula de los precios, lo que está en línea con las políticas de precio de otras compañías que la mantienen en secreto para proteger los intereses comerciales.
“Esperaba una mayor comprensión del mercado dado el tremendo progreso que hemos hecho” con esta fórmula, indicó Foster al periódico brasileño Folha de Sao Paulo. “Necesitamos tiempo para explicar y cuantificar los efectos de esta nueva metodología”, añadió.
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