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La conversación con Pedro Ibáñez que atrajo a Chile al nuevo decano de la UAI

Una charla con el presidente de la junta directiva de esta universidad impactó “profundamente” en el entonces decano del MBA del IMD, impulsándolo a cambiar su vida de 27 años en Suiza por Chile.

Por: Claudia Rivas A. | Publicado: Jueves 20 de septiembre de 2018 a las 04:00 hrs.
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Un alemán atípico. Esa es la primera sensación que surge al conocer a Ralf Boscheck, el nuevo decano de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, quien a sus 59 años optó por cambiar bruscamente de rumbo e instalarse en Chile. Después de desempeñarse durante 27 años en el International Institute for Management Development (IMD) –escuela de negocios suiza reconocida mundialmente-, este profesor de Economía y Estrategia, que nació en el norte de Alemania se instaló en mayo recién pasado en Peñalolén, a la cabeza de la Escuela de Negocios n° 1 de Latinoamérica, según el Ranking América Economía 2018. Algo que a él le gusta acentuar.

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Aunque lleva poco tiempo en el país, considera a los chilenos “personas muy amables”, una mirada que comparte su familia que “está muy bien impresionada” por “lo cariñosos” que son los chilenos. Salvo cuando conducen un auto, aclara. Y siempre haciendo la salvedad de que es la impresión que se ha formado en los escasos cuatro meses que lleva asentado en Chile, en los que también ha alcanzado a notar que “muchas cosas funcionan por relaciones”.

 En el ámbito económico, ha captado que los mercados nacionales “son bastante concentrados”, por lo que “toda la gente se conoce”. Cuenta una anécdota que refleja otra particularidad de nuestro país, que es la desigualdad de ingresos “increíble” y “también el alto costo de la vida”: es padre de dos niños pequeños –Lukas y Mateo- que, junto a su mamá de nacionalidad española, se están adaptando a esta nueva vida. Un día haciendo la compra en el supermercado sus niños hicieron el cálculo del precio del yogurt –recuerda el decano-, notando que acá “es tan caro como en Suiza, pero los ingresos en Suiza son más altos que aquí. Entonces, uno se pregunta cómo funciona eso”.

Con esta anécdota advierte que en Chile hay que analizar y resolver elementos básicos que tienen que ver con el mercado laboral, sueldos, incentivos y educación, cosas que están interconectadas, porque, “si no, solo se tiene estabilidad, manteniendo el statu quo sin progreso”. Lo que para un economista genuinamente “liberal”, como se declara, no es una buena señal, puesto que el desarrollo debe necesariamente implicar progreso.

“Brújula moral”

En su pequeña y clara oficina del cuarto piso del edifico de post grado de la universidad en Peñalolén, el académico admite que está en un entorno que invita a la reflexión. Algo nada menor cuando explica la visión que pretende imprimirle a la escuela. Sobre todo porque, según él mismo explica, dentro de la economía se ha inclinado hacia las finanzas y la filosofía. En esta última es que se inspira para advertir que los hombres de negocios deben contar con una estricta “brújula moral”, porque deben estar capacitados para resolver los distintos dilemas con que se encuentren en el camino.

Una mirada compartida con Pedro Ibáñez, según pudo comprobar cuando se conocieron el año pasado, mientras Boscheck estuvo en Chile impartiendo un seminario: “He tenido muchas reuniones en mi vida, pero esa fue muy impactante para mí, porque hablando con Pedro Ibáñez me di cuenta de que estamos bastante alineados en cuál es el objetivo de la educación y qué necesitamos hacer para preparar gente para los negocios”. Feliz coincidencia que lo impulsó a aceptar el “desafío” de venirse a enseñar a Chile, después de ejercer por 27 años en Suiza y los últimos cuatro años como decano del MBA de IMD Business School. 

Algo que le entusiasma sobre manera es que ya ha perfeccionado bastante su español como para comenzar a hacer clases, lo que hará próximamente. Con múltiples posgrados -MA government Georgetown University; MBA KU Leven Belgium; PhD Economics, Universität St.Gallen; Habilitation, Universität St.Gallen-, el sello que Boscheck quiere imprimir a la Escuela de Negocios de la UAI es el del pensamiento libre, porque “pensando libremente, en un mercado con competencia efectiva, los negocios tienen que significar progreso”. 

Motivado, agrega que “la escuela quiere ser el recurso para liderar negocios en América Latina”, misión que desde su punto de vista requerirá de “tener y mantener la capacidad para ofrecer aprendizaje real en el mundo real; educar para un liderazgo basado en la competencia empresarial, la autoconciencia y el juicio moral; y ser la referencia para hacer negocios en América Latina”. Material para concretar tan ambicioso objetivo tiene en la escuela, que en 2017 ya contaba con 4.483 alumnos de pregrado y 1.016 de posgrado.

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