Multinacionales

Los dos lados de Richard Branson se enfrentan en su programa espacial

Como empresario y aventurero, debe escoger cuál de sus facetas domina.

Por: John Gapper, Financial Times | Publicado: Lunes 3 de noviembre de 2014 a las 17:35 hrs.
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Richard Branson es uno de los empresarios más reconocidos en el mundo. Pero el fundador de Virgin es realmente dos personas: Sir Richard, el aventurero que busca publicidad y toma riesgos; y Branson, el testarudo empresario privado. La explosión del cohete de Virgin Galactic encima del desierto californiano sugiere que fue una tontería confundir a los dos.

Como una aventura, su esfuerzo por lanzar personas al espacio suborbital a bordo de cohetes lanzados desde el aire es típico de Sir Richard. Siempre le han atraído las expediciones peligrosas, desde globos aerostáticos de gran altura hasta la navegación trasatlántica, y ha soñado en ir al espacio desde que observó el primer alunizaje como adolescente. En la era victoriana podría haber sido un explorador buscando la fuente del Nilo.
Con respecto a los negocios, sus éxitos – desde el sello discográfico Virgin hasta las aerolíneas y telefonía móvil – son muy diferentes. No fluyen de una investigación fundamental sobre la tecnología, como Boeing, Rolls-Royce y Google. Virgin toma tecnologías ya maduras y las explota de una manera fresca, enfocándose en la experiencia del consumidor.

Hasta ahora, Sir Richard ha evitado el error de mezclar estas facetas de su vida. No le ha ofrecido a los clientes de Virgin paseos alrededor del mundo en un globo; tampoco ha invertido en tecnología que podría fácilmente fallar. Virgin se ha enfocado en la innovación en los negocios en vez de lo que Larry Page, director ejecutivo de Google, llama sus propios "lanzamientos a la luna", tal como los autos sin conductor.

Las dos facetas se complementan. Las aventuras de Sir Richard generan publicidad y lo han convertido en una figura bien conocida y bien estimada en muchos mercados potenciales. El efecto de halo de Branson es muy útil cuando, por ejemplo, trata de retar a América Móvil, de Carlos Slim, lanzando Virgin Mobile en México.
Más sustancialmente, la figura elegante de Sir Richard forma la imagen de las operaciones de Virgin y le ayuda a reclutar y motivar a sus empleados. El grupo está en el mismo negocio que otras aerolíneas, operadores ferroviarios y proveedores de móviles, pero promete un estilo inconforme, librepensante e informal. Virgin es una marca de servicio más que una de tecnología. Se lanza en mercados maduros dominado por oligopolios, prometiendo ser un alegre y desestabilizador advenedizo. Ofrece servicios más baratos y flexibles – vuelos baratos o móviles prepagados – y un personal más amigable.

Esto está muy lejos de lo que Sir Richard comenzó hace una década al aliar a Virgin con Scaled Composites de Burt Rutan, ganador del premio 2004 Ansari X-Prize por vuelos espaciales. Dijo entonces que esperaba poder ofrecer turismo espacial dentro de los siguientes tres años. Después de dos explosiones mortales en el programa de pruebas – la primera en 2007 y la segunda el viernes pasado – esa predicción optimista está lejos de cumplirse.

Podría fácilmente tomar otra década o más para que esta tecnología incipiente alcance un estándar de seguridad en el cual Virgin Galactic obtuviera la aprobación de la Administración Federal de Aviación de EEUU. Solamente entonces podría comenzar con los viajes al espacio por los que ha cobrado a pasajeros potenciales hasta $250,000 por persona.

La separación entre los dos Branson ha estado a la vista los últimos años. En un momento, ha prometido que el turismo espacial está justo a la vuelta de la esquina – un servicio seguro y confiable que ofrecería la emoción máxima para aquellos que tienen dinero de sobra. Por otro lado, ha señalado que cinco décadas de desarrollo no han hecho que el viajar en el espacio sea seguro: 3% de los astronautas de NASA han muerto.
Una probabilidad de sobrevivir del 97% es buena de sobra para Sir Richard el aventurero; sería desastrosa para un servicio con la marca de Virgin, tal como él mismo lo reconoce. De ahí su tono dubitativo cuando se le preguntó el fin de semana si tenía intenciones de perseverar con Virgin Galactic. Tal vez se dio cuenta que la brecha de seguridad es demasiado grande.

Virgin tiene una ruta de escape potencial. Podría recuperar algo de su capital – y el de su co-inversionista Aabar, la firma de inversiones de Abu Dhabi – enfocándose en su plan de lanzar satélites y naves espaciales y dejando a un lado el negocio turístico. Eso eliminaría el riesgo de que los clientes de Virgin Galactic murieran estando bajo su cuidado, y Sir Richard podría seguir explorando por sí solo.

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