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Cumbre de las Américas marca cambios históricos de la región

Por primera vez en una década, las fuerzas que le dan forma al capitalismo global están a favor de EEUU en vez de América del Sur.

Por: | Publicado: Martes 7 de abril de 2015 a las 04:00 hrs.
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Los escándalos de corrupción manchan las presidencias de Argentina, Brasil y México. Chile se está peleando con Bolivia. Venezuela está en un estado prolongado de crisis, mientras su frontera con Colombia está llena de traficantes llevando a cabo un lucrativo comercio en bencina de contrabando. América central es el lugar con más crímenes del planeta, gracias al tráfico de drogas. La disputa por el oleoducto Keystone XL ha enfriado las relaciones de Canadá con EEUU, mientras que el Caribe se mantiene como una colección de Estados financieramente precarios. Estos son sólo algunos de los problemas vecinales que los líderes del hemisferio llevarán a Panamá esta semana para la Cumbre de las Américas. También hace que el tema de la reunión, "los desafíos de la cooperación americana", sea doblemente irónico. De hecho, ya se acordó que nadie estará de acuerdo y por lo tanto no habrá un comunicado final, una visión interesante del apoyo mutuo.


Sin embargo, la sesión de este año, un encuentro cada cuatro años, es genuinamente histórico. Será la primera vez desde los días de Dwight Eisenhower que los presidentes de EEUU y Cuba se reunirán formalmente. Su participación doble, por la insistencia de América Latina, acompaña movidas iniciadas por EEUU y Cuba para reestablecer las relaciones diplomáticas. La perspectiva de reconciliación, y un fin al embargo comercial estadounidense, ha debilitado la usual antipatía anti-yanqui, una de las pocas cosas en las que concuerdan los latinoamericanos.


De manera más importante, la cumbre coincide con un cambio significativo en la economía mundial. Por primera vez en una década, las fuerzas que le dan forma al capitalismo global están a favor de EEUU en vez de América del Sur. El súper ciclo de las materias primas está decayendo a medida que la economía de China se desacelera y lo que parecía ser un elixir que garantizaba el crecimiento infinito ha resultado ser una quimera. Incluso economías bien manejadas, como las de Chile y Colombia, se han frenado bruscamente. Despilfarradores como Argentina, Brasil y Venezuela han sufrido más a medida que la mala administración enmascarada por el auge de los commodities ha sido expuesta.


Este giro económico tendrá también efectos políticos poderosos. Debería desinflar algunas de las voces anti-EEUU más ruidosas, particularmente al bloque Alba de países de izquierda liderado por Venezuela. También podría marcar una reconsideración de las relaciones con EEUU entre el resto. La diplomacia latinoamericana más reciente se ha enfocado en Beijing. Podría ser una señal de los tiempos que Dilma Rousseff, la asediada presidenta de Brasil, ha dicho que quiere retomar la visita de Estado a EEUU que canceló hace dos años debido a la intromisión electrónica por parte de EEUU a sus correos.


En líneas generales, las Américas hoy disfrutan democracias resilientes con economías razonablemente bien manejadas y prósperos vínculos comerciales. Tristemente, Venezuela es una excepción. Peor aún, los intentos de sus pares latinoamericanos de mantener a Caracas en sus propios estándares democráticos han sido tímidos en el mejor de los casos, y más a menudo inexistentes. Este patético espectáculo ha debilitado los argumentos del rol mundial más grande que América Latina a menudo reclama.


Sin embargo, la diplomacia estadounidense no ha estado mucho mejor. El 9 de marzo, bajo la rúbrica legal de que enfrentaba una "amenaza extraordinaria para... la seguridad nacional", Washington estampó sanciones sobre siete funcionarios venezolanos que consideró culpables de abusos de derechos humanos. Tal desafortunado lenguaje le dio a Nicolás Maduro, el presidente venezolano, un golpe de simpatía a lo largo de la región.


Esto es doblemente absurdo. Venezuela es una amenaza de seguridad nacional sólo para sí misma. Y si Washington sólo puede sancionar a funcionarios extranjeros al declarar que todo un país es una amenaza, entonces aquellos requisitos legales deberían ser cambiados. En todas partes, la mejor manera de mejorar la cooperación es comenzar en casa.

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