Política

Llegada de Boris Johnson a Downing Street lanzaría al Reino Unido hacia un Brexit duro

Si no hay una sorpresa mayúscula, los 160 mil militantes del Partido Conservador elegirán mañana al exalcalde de Londres como su nuevo líder, en sustitución de Theresa May.

Por: Expansión | Publicado: Lunes 22 de julio de 2019 a las 08:37 hrs.
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Boris Johnson puede cumplir esta semana su sueño desde que era estudiante en el elitista colegio de Eton y en la Universidad de Oxford: ser primer ministro de Reino Unido. Si no hay una sorpresa mayúscula, los 160 mil militantes del Partido Conservador elegirán mañana a Johnson como su nuevo líder, en reemplazo de Theresa May.

De manera casi automática, se espera que la Reina Isabel II encargue la formación de gobierno al carismático exalcalde de Londres, quien el miércoles podría instalarse ya en Downing Street. 

La victoria de Boris Johnson en la carrera sucesoria interna de los Tories frente a Jeremy Hunt, actual ministro de Relaciones Exteriores, ha estado basada en su agresiva posición sobre el Brexit (salida británica de la UE).

Las bases conservadoras son muy euroescépticas, y Johnson les prometió romper con la UE el próximo 31 de octubre "sea como sea", incluso aunque no haya acuerdo de divorcio. Hunt, por el contrario, es más flexible y se mostró dispuesto a prorrogar la fecha de separación para facilitar una transición ordenada. 

Por tanto, la prioridad de Johnson va a ser preparar el país para un Brexit caótico. Aunque no admite que sea su opción preferida, el probable primer ministro dice que si Bruselas no acepta realizar concesiones sobre el pacto de salida que negoció May -algo que descarta la Comisión Europea-, habrá una ruptura brusca el 31 de octubre, lo que puede interrumpir de un día para otro los flujos comerciales y de personas entre el Reino Unido y la UE. 

Choque con el Parlamento 

El problema para Johnson es que la composición del Parlamento británico es muy distinta a la de la militancia conservadora. La mayoría de la Cámara de los Comunes se opone a una salida sin acuerdo, al sumar la oposición y algunos diputados Tories pro-europeos. Esto hace muy frágil la mayoría actual conservadora de solo tres escaños (incluyendo a sus socios del Partido Unionista Irlandés). Por tanto, Westminster podría vetar un Brexit a las bravas, generando un choque de carácter casi constitucional entre los poderes ejecutivo y legislativo. 

Algunos partidarios de Johnson han llegado a sugerir que habría que suspender la legislatura en los días previos al Brexit, para evitar que los diputados bloqueen una salida sin pacto. Los partidos proeuropeos buscan fórmulas, incluso legales, para impedir esa artimaña. 

Una solución para este bloqueo sería retrasar el Brexit y convocar elecciones generales. Johnson tiene poco incentivo para ello, ya que un nuevo aplazamiento del divorcio con la UE podría dar alas al Partido del Brexit de Nigel Farage, a costa de los conservadores. Enfrente, por su parte, los laboristas van inclinándose hacia apoyar un segundo referéndum en caso de ganar los comicios.

Por ello, algunos analistas todavía esperan que el nuevo jefe del Ejecutivo busque algún tipo de variación del acuerdo de May para que sea aprobado por el Parlamento. Andrew Duff, del European Policy Centre, sugiere que una opción sería mantener la fecha formal del Brexit en el 31 de octubre, pero alargando el periodo de transición hasta cinco años (ahora solo se contemplan dos años), durante los que Reino Unido y la UE podrían negociar un nuevo tratado comercial que facilite la continuidad futura de los intercambios libres en la polémica frontera de Irlanda. 

Todo dependerá de cuál de las dos caras de Boris predominen. Hay quien recuerda su etapa como alcalde de Londres (2008-2016), cuando fue un político pragmático y abierto a la diversidad. Otros apuntan a su accidentada trayectoria como ministro de Exteriores (2016-2018), cuando su ambición le hizo abrazar la bandera más radical del Brexit, descuidando las labores diplomáticas. 

Dimisión de Hammond

Antes de llegar a esa fase crucial del proceso, Johnson tiene unas semanas de relativa calma para preparar su estrategia. El Parlamento británico entra en receso veraniego, y la Comisión Europea también funcionará a medio gas durante agosto. El primer paso será el nombramiento de ministros en los próximos días, con quienes en fechas posteriores podrá trazar las líneas maestras de su programa. 

A este respecto, el ministro de Economía, el proeuropeo Philip Hammon, anunció ayer que dimitirá si Johnson es el nuevo primer ministro. "Voy a dimitir" antes de que Johnson forme Gobierno, dijo Hammond. The Sunday Times publicó ayer que también dimitirá el ministro de Justicia, David Gauke que, como Hammond, también es contrario al Brexit. 

Otra de las intenciones de Johnson en las primeras semanas es negociar un acuerdo comercial con Estados Unidos, para lo que espera beneficiarse de su sintonía con Donald Trump. 

Su primer reto puede ser responder a la crisis en el golfo Pérsico, tras el secuestro de un navío británico por Irán. En el apartado económico, Johnson prometió al principio de la campaña para suceder a May una rebaja de impuestos a las rentas más altas. La polémica generada por esta medida ha hecho que el líder la retire de su lista de prioridades. 

En un comunicado, la patronal británica CBI, reclama a Johnson "una salida ordenada de la UE", como contexto para lanzar un amplio plan de reactivación de la economía británica.

 

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