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2022: un año decisivo

Rodrigo Aravena González Economista Jefe – Banco de Chile

Por: Rodrigo Aravena González | Publicado: Lunes 21 de marzo de 2022 a las 04:00 hrs.
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Rodrigo Aravena González

Hay un amplio consenso en que este año será difícil, por una serie de desafíos políticos, sociales y económicos, que enfrentaremos en un contexto donde el país exhibirá cifras más consistentes con sus fundamentos. Así, veremos una caída en el crecimiento, sintiendo los efectos de diversas políticas implementadas durante la pandemia, especialmente sobre deuda, inflación y expectativas.

Este 2022, en alguna medida, nos obligará a ser más realistas, y será un año decisivo para nuestro futuro.

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A grandes rasgos, hay cuatro razones que complejizan la agenda. Una de ellas es que la economía no tendrá los impulsos de años anteriores. Más que el efecto negativo este año, lo realmente importante es el impacto distorsionador que generaron algunos estímulos, sobre todo en 2021. Es útil considerar que se retiraron fondos de pensiones por cerca de 17 puntos del PIB, a lo cual se deben añadir 11 puntos adicionales de déficit fiscal estructural el año previo.

Esto evidencia que, más allá del timing de uso de los recursos, hubo fondos adicionales por cerca de US$ 90.000 millones que, sin duda, no son sostenibles en el tiempo. Dado esto, resulta evidente que el crecimiento de 12% de 2021 simplemente no perdurará y, por ende, las cifras serán más representativas de la realidad chilena.

Otro factor es el aumento de la inflación, sin duda el principal desafío del año. Más allá de la preocupación que genera en sí un IPC de casi 8%, es alarmante la ausencia de factores que anticipen un cambio de trayectoria en el corto plazo, más aún en un contexto marcado por una clara tendencia alcista en todo el mundo. La combinación de una inflación elevada, unido al necesario (incluso urgente) retiro de estímulos fiscales, tiene efectos en el poder adquisitivo y, en consecuencia, en el consumo de corto plazo. Mientras más tarde la normalización del gasto, más se agravará esta situación.

Adicionalmente, enfrentaremos un deterioro en las condiciones externas. Si bien una moderación en el crecimiento global era algo esperable (y deseable), la invasión a Ucrania agudizará aún más la caída en crecimiento y retrasará la normalización de la inflación. Además de los efectos directos, habrá un impacto por las alzas de las tasas de interés globales, lo cual representa un riesgo para economías emergentes que emiten deuda en dólares, dado que deben gastar más dinero en pagos de intereses, reduciendo así los fondos disponibles para estimular sus economías. Varios países de América Latina enfrentan ese tipo de vulnerabilidad.

En el plano local, lo más relevante son los desafíos políticos, que son multidimensionales y críticos. Entre ellos, la evolución del proceso constituyente, principalmente en lo que respecta a elaborar un texto en el plazo acordado, con cimientos técnicos y que cumpla expectativas. Más aun al considerar los desafíos inherentes a la implementación de la agenda de gobierno, en medio de un escenario donde el segundo semestre (momento en el cual se realizaría el plebiscito de salida) estaría marcado por una recesión y tasas de inflación anual aún cercanas al 7%.

El bienestar no está garantizado y el margen de error es mínimo. Por eso urge encauzar la discusión, dar certezas, y considerar elementos de largo plazo en las discusiones de políticas y reformas. Las decisiones que se tomen este año serán decisivas para nuestro futuro.

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