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Nuevos liderazgos organizacionales

Alejandra Aranda Socia Fundadora de Humanitas Executive Search

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Hace algunas semanas asistí a un evento internacional donde se analizó, entre otras cosas, el nuevo perfil de liderazgo que se está conformando a la luz de las nuevas necesidades de las organizaciones a nivel público, privado e, incluso, político.

Se trata de un tipo de liderazgo que se aleja de la imagen que tradicionalmente se asociaba con este concepto: el de una figura que se relaciona con su entorno desde un nivel superior, generalmente con una gran seguridad en sí mismo y una capacidad de oratoria que le permite convencer a su audiencia e influir en ella con facilidad, además de contar con una trayectoria impecable.

El nuevo estilo de líder que se está viendo en el último tiempo, sin embargo, se instala al mismo nivel de los otros: no intenta convencer, sino llegar a consensos y generar discusiones virtuosas. Además, es colaborativamente disruptivo, instala temas incómodos y tiene una alta capacidad de adaptarse en forma rápida y eficiente a escenarios que se puedan ir presentando sobre la marcha.

Una evolución que se ha visto en parte en nuestro espectro gremial y empresarial, con la irrupción de figuras como Alfredo Moreno y Bernardo Larraín, quienes han llegado a remecer cimientos fuertemente arraigados en nuestro sector empresarial para dar paso a nuevas generaciones, generar redes y nexos de colaboración entre las organizaciones y la ciudadanía, además de una nueva forma de instalarse hacia una sociedad cada vez más demandante y exigente.

Lo mismo se aplica a las organizaciones. Actualmente, la búsqueda de talento se centra en personas que tienen capacidades de liderazgo más adaptativas que les permitan enfrentarse a escenarios y situaciones desafiantes o difíciles.

Es lo que Regina Hartley -gerente de RRHH de UPS- llama scrappers o “luchadores” (personas que no necesariamente tienen trayectorias impecables, sino que han tenido que enfrentar dificultades y desafíos durante su vida laboral) o “cucharas de plata” (trayectorias más tradicionales, de educación de élite y que no han tenido que enfrentar mayores contratiempos durante su vida laboral).

Lo anterior no implica que aquellos que califican como “cucharas de plata” no cuenten con este tipo de herramientas o no sean capaces de ejercer un liderazgo efectivo y adaptativo, pero sí es importante tener en cuenta que la irrupción de estos “luchadores” en las nuevas organizaciones nos da señales de una tendencia a buscar liderazgos nuevos, en los que el fracaso, la adversidad y la trayectoria diferente son una característica que constituye un valor que puede marcar la diferencia.

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