Padre Hugo Tagle

La fiesta

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 17 de agosto de 2015 a las 04:00 hrs.
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El Papa Francisco ha dedicado un par de reflexiones a tres puntos que marcan, por así decir, el ritmo de la vida familiar: la fiesta, el trabajo y la oración. Comenzó por la fiesta. No como desenfreno, sino como justo y merecido tiempo de gozo, distracción y crecimiento. Recordó el texto del Génesis: "El séptimo día, Dios concluyó la obra que había hecho, y cesó de hacer la obra que había emprendido. Dios bendijo el séptimo día y lo consagró, porque en él cesó de hacer la obra que había creado" (Gn2,2-3) Dios mismo nos enseña la importancia de dedicar un tiempo a contemplar y a gozar del fruto del trabajo bien hecho. Habló de trabajo, naturalmente, no sólo en el sentido del arte manual y de la profesión, sino en el sentido más amplio: cada acción con la cual podemos colaborar a la obra creadora de Dios.

También en el ambiente de trabajo, dice el Papa, debemos "filtrar" alguna chispa de fiesta: un cumpleaños, un matrimonio, un nuevo nacimiento, como también una despedida o una nueva llegada. Es importante hacer fiesta. Son momentos de familiaridad en el engranaje de la máquina productiva que nos hacen bien.

"Pero el verdadero tiempo de la fiesta, suspende el trabajo profesional, y es sagrado, porque recuerda que el hombre y la mujer que han sido hechos a imagen de Dios, el cual no es esclavo del trabajo, sino Señor", dice el Papa Francisco. Por lo tanto no debemos ser nunca esclavos del trabajo, sino "señores".

El tiempo del reposo, sobre todo el dominical, está destinado para que podamos gozar de aquello que no se compra y no se vende. Ojo con la avaricia, la codicia, de reducirlo todo a ganancia. Un consumo desmedido nos hace estar más cansados que antes. Perjudica el verdadero trabajo, consume la vida. Los ritmos desregulados de la fiesta, del descanso, solo causan víctimas.

De ahí que hay que respetar los días descanso, el domingo en particular. Los cristianos tenemos la fiesta por excelencia: La Eucaristía, "Acción de gracias". A partir de esa "mesa para todos" Jesús se hace presencia, comunidad, está con nosotros. Y es así, como cada realidad a partir de ello, recibe su sentido pleno: el trabajo, la familia, las alegrías y cansancios, el sufrimiento y la muerte; todo se trasfigura por la gracia de Cristo.

Mañana martes 18 celebramos al Padre Alberto Hurtado, quien nos da un ejemplo de contemplación en la acción; de darse teniendo como centro al Señor de la vida. Su entrega a todos los hombres, en especial a los más pobres y abandonados, es un ejemplo y desafío para todos. Solo tenemos esta vida para servir. Y es muy corta. No la desperdiciemos.

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