Padre Hugo Tagle

¿Y si nos portamos bien?

Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 2 de noviembre de 2015 a las 04:00 hrs.
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El humor chileno no se ha dejado esperar con esto de la "colusión del confort". Veamos lo positivo: las instituciones funcionan. El temor a la ley fue más grande que la codicia. Si bien el miedo al castigo no es el aliciente más noble para portarse bien, surte su efecto. Lo ideal es ser honrado siempre, no por temor a ser sorprendidos, sino porque debemos vivir en la verdad, ante uno y ante los demás.

La aspiración a ganar más legítimamente no es mala. Es un motor de emprendimiento. El problema está cuando se hace a costa de los demás, de los usuarios o clientes; cuando nos obnubila la codicia, la avidez desmedida ¿A quién no le gustaría un mercado tranquilo, sin competencia, cómodo, seguro? Pero no. Justamente la libertad supone riesgos, lucha constante por perfeccionarse, ser mejores, beneficiar y agradar al cliente, quien se beneficia con un sistema de libertades donde no hay parcelas privilegiadas, carteles decidan por el resto.

Habrá que afinar más las leyes, aplicar sanciones drásticas y ejemplares para que los actores no pierdan el rumbo, se respeten las reglas del juego y se permita un campo comercial donde todos compitan en igualdad de condiciones.

Hay mucho que cambiar en la forma de hacer negocios en Chile. Abunda la especulación, la idea de la ganancia fácil y floja, sin esforzarse ni sudar mucho. Se extraña el empresario de "tomo y lomo", el de chimenea. Mucha oficina lejos de los centros de producción, ajenas al "día a día" de la empresa, papeleo y gráficos indescifrables, ceños fruncidos con aires de seriedad, mucho posgrado y estudios que parecieran no redundar en un mercado más eficiente, transparente, justo y probo. Se extraña al manufacturero de verdad, el que a pulso construyó galpones, colocó máquinas, abrió caminos, dio trabajo. Existen, sin duda. Y muchos. Que la mala conducta de unos pocos no empañe a la inmensa mayoría honrada y trabajadora.

"La honradez es siempre digna de elogio, aún cuando no reporte utilidad, ni recompensa, ni provecho", dice Cicerón. Aquel hombre que pierde la honra por el negocio, pierde el negocio y la honra. De la honradez no se habla: se vive. La honestidad y la integridad son con mucho los activos más importantes de un emprendedor. Los hombres honestos no temen ni la luz ni la oscuridad. La verdadera medida de la vida no es su longitud, sino la honestidad. Hagamos un pacto de buena conducta. Comencemos por casa. Vivamos más esto de "ser honrado". Que aprendamos la lección. Empecemos corrigiendo esas pequeñas malas prácticas en que cada cual a veces cae. Por ahí se empieza.

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