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La marea digital le da fuerza a la sociedad civil

Este nuevo ecosistema de innovación social usa las poderosas tecnologías emergentes para identificar responsabilidades compartidas entre empresarios, académicos, filántropos y emprendedores sociales, entre otros.

Por: Carmen Gloria Solís | Publicado: Jueves 17 de mayo de 2018 a las 04:00 hrs.
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Es cierto que el mundo se ha convertido en un mejor lugar para vivir, de acuerdo a la información básica sobre las medidas del bienestar humano. Sin embargo, se avecinan inminentes desafíos, desde equilibrar los límites planetarios de sustentabilidad hasta los impactos de la automatización sobre la vida de las personas.

 Imagen foto_00000003En este nuevo espacio, la sociedad civil comienza a movilizarse como la marea y su fuerza, formando un ecosistema de innovación social que utiliza las poderosas tecnologías emergentes para adaptarse a los problemas de interconexión cambiante y de inteligencia en red.

¿Pero quién es la sociedad civil? Según el Banco Mundial es “una amplia gama de organizaciones tales como grupos comunitarios, organizaciones no gubernamentales [ONG], sindicatos, grupos indígenas, organizaciones caritativas, organizaciones religiosas, asociaciones profesionales y fundaciones”. Las academias la definen como organizaciones interesadas en la innovación social e integradas por empresarios, profesores, filántropos y emprendedores sociales, entre otros, quienes tienen la intención de ayudar a cambiar la dirección de las conversaciones y acciones específicas sobre la base de responsabilidad global y ética.

Desde el Acuerdo de París la comunidad internacional espera que las empresas sean tan responsables como el gobierno y la sociedad civil en sus programas de desarrollo sostenible. De esta forma, la relación se ha vuelto más matizada y sofisticada, surgiendo asociaciones de colaboración progresistas. El sector de la sociedad civil ha construido más de una década de conocimiento sobre la participación en las TIC, pero la digitalización, la inteligencia artificial, impresión 3D y blockchain justifican su nuevo nivel de preparación, inversión y adaptación. Sus líderes se encuentran desarrollando una visión profunda para poder influir a través del uso generalizado de Big Data.

Pero también sus fórmulas de ética y conducta deben ser intachables, para lo cual se ha creado el Modelo de Transparencia en Chile y, a nivel internacional, WANGO (World Association of Non-Governmental Organizations) de Naciones Unidas. En ambos casos se propician, entre otros, procedimientos financieros y legales en orden a mantener una organización sana y asegurar a sus donantes, miembros y público en general que todas las inversiones son confiables. Incluso, la organización debería invertir por lo menos el 65% de sus gastos totales en las actividades programadas, siendo lo ideal invertir más del 80%.

En Chile existen 234.502 organizaciones de la sociedad civil, de las cuales cerca del 80% corresponden a organizaciones comunitarias, juntas de vecinos o uniones comunales, según cifras del proyecto Sociedad en Acción, iniciativa del Centro de Políticas Públicas UC y la Fundación Chile+Hoy, que contó con la metodología del Centro de Estudios de la Universidad de Johns Hopkins. Las regiones del Bío-Bío y La Araucanía concentran el 40% de estas organizaciones mientras que la Región Metropolitana reúne el 60% de las mismas. La menor cantidad de organizaciones se localizan en Arica, Parinacota, Aysén y Atacama. En el país existe una tasa de 13 organizaciones cada mil habitantes, destacando La Araucanía, Los Ríos, Aysén y Magallanes.

El tercer sector

Cuando se moviliza a nivel mundial, la sociedad civil es denominada el “tercer sector” (después del gobierno y el comercio), teniendo el poder de influir en las acciones de los políticos y las empresas. Según Klaus Schwab, fundador y presidente del World Economic Forum, “las ONG, los líderes laborales, las organizaciones religiosas y sus líderes, y otros representantes de la sociedad civil, desempeñan un rol crítico para el desarrollo de la sociedad. Cada vez más constituyen un grupo organizado de actores sociales que desdibujan los límites entre los sectores y experimentan con nuevas formas de organización, tanto en línea como fuera de ella”.

En otras palabras, la sociedad civil puede colocar en jaque a un gobierno, hacer que las instituciones rindan cuentas, promover la transparencia, sensibilizar sobre cuestiones sociales (educación, salud, alimentación, seguridad, etc.), empujar hacia la implementación de gestión de desastres, dar poder a los marginados y hasta alentar la participación ciudadana.

A menudo las personas se preguntan: ¿quién puede participar en la “sociedad cívica”. La respuesta es finalmente todos, más allá de los delineamientos marcados. La era de las redes sociales, los grandes datos y la inteligencia artificial permitirán combatir el cambio climático y recaudar dinero para los enfermos. Pero algo muy importante, el diálogo entre los responsables de la política y el público ya no se abandonará. Gracias a la tecnología se podrá informar ampliamente sobre qué está mal y qué es lo correcto. ¿Los nuevos jueces de la sociedad?

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