Cartas al Director

Señor Director:


Considerando los motivos expuestos por el señor Christian Szita Szánthó que justificarían la mantención de cajas de cobro en los peajes, los cuales aparentan ser razonables desde el punto de vista comercial -asunto que dilataría por ahora las sugerencias de TAG urgente en la radial Nororiente, carretera San Martín y ojalá en todos los lugares con altos flujos de automovilistas para evitar tacos-, sería imperioso que el MOP o las propias autopistas consideren adelantarse a un tema necesario para el tiempo de quienes usamos las carreteras, incluidos los ejecutivos y funcionarios de las autopistas y del MOP.
Ya se hizo en el aeropuerto y lo lógico es tener sistemas híbridos o, de lo contrario, jamás permitir que los usuarios soporten tacos torturadores, los que producen contaminación, pérdidas de tiempo y calidad de vida, sin dejar de recordar la intoxicación a la que deben estar expuestos los cajeros de estos peajes manuales. En fin, es definitivamente un tema de voluntad política y humana.

Dámaso García de la Maza



Señor Director:


Los actuales dirigentes de la Confech, agrupación ciertamente discriminatoria, han estado matando la educación pública sin darse cuenta. Hoy, más y más alumnos de universidades tradicionales se retiren de esas casas de estudio, para matricularse en universidades privadas, donde día a día se avanza más. Han sido ellos quienes van matando poco a poco las universidades públicas y su labor y contribución al bien del país.
Junto con esto, quisiera solicitar a los señores parlamentarios, que hoy están muy preocupados de la no discriminación, que hay situaciones mucho más serias de las que hoy evalúan. Miles de estudiantes son discriminados por estudiar en universidades privadas, y esto no puede ser. ¿Qué están haciendo para que no exista nunca más esa discriminación? Ya vemos como muchas universidades están en mejores condiciones y aparecen en rankings favorables que las “tradicionales”.
Esperemos que el gobierno no siga discriminando y que el acceso a becas y créditos sea igual para todos los alumnos, y, por cierto, no genere más esa discriminación entre universidades tradicionales y privadas.

Gerardo Ureta Campos

Director Ideas Publicas



Señor Director:


Celebro las palabras del señor Henry Rudnick y el costo crediticio en Chile. La actual legislación reduce la oferta crediticia y los oferentes tienden a coludirse. En industrias con competencia imperfecta no funciona la autorregulación. La tasa máxima convencional es un intento de fijación de precios. Las sociedades de apoyo al giro son barreras para discriminar a nuevos competidores. Los “fondeos” son casi equivalentes entre un banco en Chile y otro en Usa o Hong Kong. En las últimas dos décadas en que enfrentamos: crisis asiática, tequilazo, crisis subprime, deuda europea, etc., en donde el consumidor tuvo que ajustarse en su ingreso real, gasto, dólar, IPC, tasas de interés, etc, la banca chilena para ese mismo período y hasta hoy, no ha dejado de percibir una rentabilidad promedio anual sobre patrimonio del orden de un 20%; una perfomance de marca mundial.

Gonzalo Pincheira Albrecht



Señor Director: 


Frase muy común en 2011: “Yo también apoyo las demandas estudiantiles, pero…”
Continuaría esa frase diciendo que no se ve cuáles son las ofertas estudiantiles. Digamos, por ejemplo, que para solucionar el problema de los estudiantes crónicos, característico de todo sistema gratuito, ofrezcan que un alumno pierda la gratuidad al “echarse” un ramo. ¿O quizás, para mejorar la calidad, piensan ofrecer que la nota mínima suba de 4 a un modesto 4,5?


José Luis Hernández Vidal