¿Qué nos está pasando?

Carolina Dell´Oro

Los últimos días hemos sido testigos en nuestro país de una serie de hechos, que no puedo ignorar, ni menos aún dejar de analizar.

Paros estudiantiles, marchas por temas ecológicos, por temas de reivindicación de minorías sexuales, graves situaciones ocurridas en una masiva empresa de retail... a la luz de estos hechos no quisiera hacer un juicio sobre si son adecuadas o no las demandas planteadas por unos u otros, ni tampoco analizar la culpabilidad o inocencia de los implicados, sino invitarlos a mirar con perspectiva cuáles son las causas y por qué ocurren este tipo de hechos.

Más allá de un momento de muchos cambios, pareciera que estamos viviendo un cambio de época, lo que podemos denominar una crisis. Citando al catedrático español Alejandro Llano, la crisis se produce cuando ocurre que un conjunto de valores ya no son válidos ni significativos, pero el problema mayor es que aún no han sido sustituidos por otros valores relevantes para la nueva época.

La pérdida de vigencia de ciertos valores es lo que, sin duda, está generando situaciones de crisis. La pérdida de un claro sentido de autoridad por parte de las demandas estudiantiles, apelando al valor que tienen los alumnos para decidir las líneas fundamentales de su propia educación. En el caso de las minorías sexuales, el valor de la no discriminación, por sobre todo tipo de consideraciones. Adentrándonos en el tema de la empresa, los valores que se están cuestionando hoy son valores de tipo economicista, donde la utilidad y el beneficio a corto plazo se han planteado como un imperativo por sobre la mirada de largo plazo. Cuando se ven los fenómenos que están ocurriendo, surge la necesidad de nuevas miradas, que reflexionen, que redescubran los valores de los nuevos tiempos. Se necesita de una profunda renovación cultural y redescubrimiento de valores de acuerdo a las nuevas sensibilidades.

Entre los valores que comienzan a aparecer como determinantes de los nuevos tiempos, afloran la creatividad, la innovación, la justicia, la previsión de efectos secundarios, respeto al medio ambiente, la transparencia, la valoración del servicio y la gratuidad.

Estas situaciones complejas que estamos viviendo, nos muestran que la sociedad empieza a tomar nuevos rumbos. Mientras que por un lado el capitalismo se ha vuelto cada vez más agresivo y pareciera estar más centrado en los beneficios a corto plazo, por otro lado vemos cómo se está gestando un creciente llamado a la moderación, a la congruencia, al comportamiento ético y a la verdadera responsabilidad social. Una nueva sociedad donde obtener ganancias no se oponga a aportar un beneficio a la sociedad, es decir una empresa cuya gestión no sólo sea estratégica, sino ética. Una educación donde el tema central no parezca ser el lucro, sino el acto de justicia de la igualdad de oportunidades; donde las demandas de las minorías no sean igualitarismo, sino real posibilidad de desarrollo para todos y cada una de las personas que componen nuestra patria.