La comedia absurda de las leyes laborales en EEUU

Clive Crook

De cuando en cuando uno es golpeado por la cualidad antediluviana de las relaciones laborales en EEUU. Lo más curioso es que la administración Obama aparentemente mira esto como una fortaleza que aprovechar. Si las autoridades se salen con la suya, “Ganar el Futuro”, el tema de Obama en este momento, incluirá un rol mayor para políticas laborales que parecían anticuadas en Inglaterra hace 40 años.

En dos semanas, un juez administrativo debe escuchar la demanda de la Oficina Nacional de Relaciones Laborales, una repartición del gobierno federal, contra Boeing. El fabricante de aviones contrató trabajadores e invirtió US$ 1.000 millones en una nueva planta en Carolina del Sur: planea iniciar allí la producción de su Dreamliner en julio. El abogado de la NLBR dice que la inversión es una represalia ilegal contra el sindicato de maquinistas y quiere que el trabajo se haga en plantas sindicalizadas en el estado de Washington.

Carolina del Sur es uno de los más de 20 estados conocidos como con derecho al trabajo, donde empleadores y sindicatos tienen prohibido negociar contratos que obliguen a los trabajadores a afiliarse a un sindicato. (La ley varía según el estado). El estado natal de Boeing, Washington, no está entre ellos, y la producción de la empresa ha sido objeto de huelgas. Una paralización en 2008 duró dos meses, costó a la compañía unos US$ 2 mil millones y enfureció a los clientes de Boeing. Al año siguiente, Boeing anunció que construiría una nueva fábrica en Carolina del Sur. No se perderán empleos en Washington, dice: preocupada por la continuidad de la producción, optó por ampliarse en otros lugares.

La NLRB no cuestiona el derecho de Boeing de poner nuevas plantas donde guste. Puede levantar nuevas plantas en los estados con derecho al trabajo y citar menores costos laborales como la razón. Lo que no puede hacer, al parecer, es mencionar la palabra “sindicato” o “huelga”. Eso es lo que lo hizo la empresa. La denuncia de la NLRB dice que esto es coercitivo e ilegal.

Si la comedia del absurdo es de su gusto, merece la pena leer la minuta de la NLRB sobre el caso. “La Oficina ha declarado en repetidas ocasiones que un empleador viola (la Ley Nacional de Relaciones Laborales de 1935) al amenazar que los empleados perderán sus empleos si participan en una huelga, o prediciendo la pérdida de negocios y empleos por la sindicalización o paralizaciones sin bases reales. Por el contrario, la NLRB ha encontrado que los empresarios pueden relatar legalmente las preocupaciones planteadas por los clientes. También puede hacer referencia a la posibilidad de que la sindicalización, incluyendo las huelgas, pueda dañar las relaciones con los consumidores, en lugar de predecir ‘consecuencias inevitables’”.

¿Se entiende? Los empleadores pueden “hacer referencia a la posibilidad” de que la huelga perjudicará a la empresa. Pero si declaran que esto ocurrirá -si lo consideran inevitable y se atreven a decirlo - infringen la ley. Es posible que desee hacer referencia a la posibilidad de que, si la NLRB la interpreta correctamente, la ley en este caso es una burrada.

Los sindicatos responsables pueden ser buenos para los negocios. A través de la cooperación y la consulta, pueden aumentar la productividad, así como los salarios. Pero no se necesitan leyes que restrinjan los flujos intra-estadounidenses de capital para obtener este resultado.

Mientras tanto, si la denuncia de la NLRB contra Boeing tiene éxito, las empresas de EEUU pueden sacar algunas lecciones. Primero, no haga ninguna declaración pública sobre la localización de la inversión sin la anuencia de los abogados. Segundo, destaque el valor de los sindicatos y, especialmente, de las huelgas. (“Cuando nuestras fábricas paralizaron el año pasado, aprendimos mucho acerca de nosotros mismos y nuestros clientes y salimos fortalecidos. Esperamos con interés una próxima huelga”). En tercer lugar, si usted es un emprendedor en busca de residencia, haga como otros y elija un estado con derecho al trabajo. De lo contrario, una expansión posterior puede exponerlo al acoso federal y demandas de reparación.