DF Tax | Diálogos sociales y la reforma tributaria, ¿una escucha real?

Dayana Barría

El día viernes recién pasado se hizo entrega del resultado del proceso de diálogos sociales al que convocó el Ministerio de Hacienda, como parte de este sello de "nuevo pacto fiscal" que el Gobierno busca imprimir a la reforma tributaria ampliamente anunciada.

La intención manifestada era recoger la visión y aspiraciones de organizaciones y partes interesadas, para lo cual se establecieron conversaciones y encuentros con diversos actores de la sociedad civil, como también miembros de la academia, colegios profesionales, asociaciones gremiales, personas naturales, y otras entidades que pudiesen contribuir con sus puntos de vista y con el conocimiento de sus expertos.

“No parece razonable pensar que en dos semanas, recién después de haber concluido el proceso de diálogos y levantado el informe con las conclusiones, se pueda generar de manera responsable un proyecto de reforma tributaria de la envergadura que se requiere y se proyecta”.

Las conclusiones entregadas son un resumen de diversos principios sobre los cuales, según lo indicado, se basarían los proyectos de reforma tributaria, omitiendo hacer referencias a diversas recomendaciones entregadas durante este proceso y que podrían diferir de lo planteado en las propuestas de reforma contenidas en el programa de Gobierno. 

Resulta difícil de creer que más allá de esta serie de principios (simplicidad, transparencia, equidad, corresponsabilidad y compromiso en el cumplimiento tributario, entre otros), las propuestas concretas e inquietudes planteadas por distintos expertos en materia tributaria resulten en definitiva incorporadas en el o los proyectos de reforma tributaria. Primero, porque incluso recién iniciada la instancia, el Presidente de la República había ya afirmado que el Gobierno insistiría con el impuesto al patrimonio, más allá y con independencia de lo que en relación con ello expusieron los expertos durante el proceso de “diálogo”. 

Segundo, porque habiendo recién entregado las conclusiones hace unos días, restan solo dos semanas para, que, a partir -se supone- de estas conclusiones, se generen los proyectos de reforma tributaria y cumplir, a la vez, con el compromiso de hacerlo a partir del día 30 de junio.

No parece razonable pensar que en dos semanas, recién después de haber concluido el proceso y levantado el informe con las conclusiones, se pueda generar de manera responsable un proyecto de reforma tributaria de la envergadura que se requiere y se proyecta. Para cumplir con el plazo que el mismo Gobierno se fijó, lo lógico es pensar que estos proyectos ya están, si no listos, al menos bastante avanzados, y así también se desprende de las declaraciones del ministro de Hacienda al confirmar que son -al menos- tres los proyectos que se enviarán al Congreso, indicando incluso cuáles son los temas que abordaría cada uno.

¿Para qué habrá servido entonces esta instancia de participación ciudadana? Para que la población, en general, pueda sentir que le dieron espacio para exponer sus ideas, sí.  ¿Pero de estas ideas depende en realidad el resultado final? Porque si el resultado, que en este caso son los contenidos de los distintos proyectos, ya está definido, ¿En realidad el diálogo influyó en él?  Solo podremos saberlo cuando podamos conocer los proyectos que ingresen al Congreso.  Así que la respuesta sería: habrá que ver.