Interconexión SIC-SING: ¿es necesario hacerla?

Recientemente, la Comisión Nacional de Energía (CNE) dio a conocer el informe de revisión anual de obras de expansión de transmisión troncal, y en el cual se incluyó la interconexión entre el Sistema Interconectado Central (SIC) y el Sistema interconectado del Norte Grande (SING). Como resultado de este anuncio, varias empresas recurrieron al Panel de Expertos cuestionando la procedencia de la incorporación de dicha obra.



Surge, por lo tanto, la pregunta de si es conveniente para Chile desarrollar un proyecto de estas características. El criterio de decisión establecido en la normativa es el mínimo valor presente de costo de inversión y operación para el horizonte de evaluación. La CNE en su informe determina un valor presente de costo de aproximadamente US$ 50.000 millones para el horizonte de evaluación para el escenario sin interconexión y para el escenario con interconexión un valor que sólo es 0,2% a 0,4% inferior. La interconexión sería una línea de 1.500 MW en corriente continua con una inversión de 
US$ 850 millones.

Sin duda alguna, los estudios sobre los cuales la CNE recomienda la interconexión deben ser considerados como preliminares, pues tal como han señalado expertos en la materia, una serie de supuestos de modelación de la operación del SIC y SING deben ser revisados en mayor profundidad. Esto, debido a que inciden en el margen de error del análisis, pues ellos determinarán la magnitud de los beneficios por ahorros de costos que pudiese originar la interconexión. A ello se agrega el hecho que los estudios técnicos de la alternativa de interconexión poseen un margen de error de aproximadamente 30%, al estar aún a un nivel preliminar. En resumen, lo aconsejable es que se realicen nuevos estudios, que precisen los costos y beneficios de ella y el impacto en la calidad y seguridad de servicio, tanto en el SIC y como en el SING.

Si bien pueden existir beneficios por una interconexión de los sistemas, lo relevante es determinar si ellos superan con creces los costos que ella implica para tener una razonable certeza de su conveniencia. Ciertamente las diferencias con que se recomienda la interconexión se puede revertir con un análisis más detallado.

La racionalidad económica de una interconexión es similar al análisis que hacen los países exportadores de productos. Un país exportará a un mercado sólo si su costo de producción, más el flete al mercado importador, es inferior al precio del producto en ese mercado. En el caso de una interconexión eléctrica es lo mismo, es decir, debe existir una diferencial de precios entre el SIC y SING que pague la inversión en la línea de transmisión. En nuestro caso, no existiría una diferencia que pague la inversión en la línea, pues en ambos sistemas la tecnología de expansión de generación será una central termoeléctrica, la cual tendrá los mismos costos medios.

Por lo tanto, ¿bajo qué condiciones sería conveniente una interconexión del SIC y SING? Dado que la tecnología de generación térmica sería la misma en ambos sistemas, la posibilidad de transferir montos relevantes de energía sólo se podría dar en el evento en que el SIC dispusiera permanentemente de grandes centrales hidroeléctricas y existan líneas de transmisión desde el extremo sur del SIC hasta el SING que lo permitan. En este caso, una interconexión entre ambos sistemas podría resultar socialmente conveniente. Por otro lado, si dichas centrales hidroeléctricas tuviesen embalses de gran capacidad de regulación, se podría viabilizar la generación solar a gran escala en el SING.

Siendo escasos los recursos económicos del país y considerando las prioridades que tenemos en materias como la educación, salud y vivienda, la interconexión SIC-SING no parecería ser el mejor proyecto para destinar hoy US$ 850 millones. En definitiva, se trata de un proyecto que debiese ser evaluado periódicamente en el futuro, de manera de identificar oportunamente el momento en que se den las condiciones que lo hagan socialmente conveniente.